Aristarco de Samos, el sabio griego que descubrió que los planetas giraban alrededor del Sol, hoy día habría sido puesto en la picota y sometido a mordiscos de moscas negras bien amaestradas para hacerlo con precisión donde más duele. Ese Feijoo incapaz y rabioso del “sí, pero no, sino todo lo contrario” nos ha regalado, inmerecidamente una vez más, la bochornosa lección del cómo no debe uno comportarse cuando los protocolos en su mente pacata se transforman en protoculos para ciscarse desde lo más miserable del resentimiento político. Los valedores de los politizados jueces y su interpretación ansiosa de las palabras del Presidente respecto a “algunos de ellos”, tras un ejercicio dialectico de categoría magistral, como corresponde, han regurgitado sin complejos exactamente lo que todos nos esperábamos. Ni más más, ni más menos. Feijoo ha perdido el sentido institucional de su cargo, al igual que lo hicieran sus predecesores Mariano Rajoy y Aznar en tiempos más proclives a la tonteria sin sentido, al utilizar sin tino el comodín del Rey que aquí, en esta tradicional apertura del año judicial, queda malparado y despreciado desde una desconsideradísima falta de respeto. La acusación contra Ortiz, para todo aquel que tenga dos dedos de frente, por muy procesado que esté, no se sustenta en ninguna evidencia de recibo, y eso duele en la zona testicular de una estrategia rastrera que se ve descubierta y emborronada incluso en la prensa más conservadora (esa que no soporta la falta de reglas de su alfil MAR). A su truco se le vio el conejo, porque en vez del tradicional sombrero tiraron de boina borracha sin pingüiritón , o mal capada que diría mi viejo amigo el Boinas , experto en ese aditamento de dudosa elegancia que se malició tras dos copas: -los conservadores enlatarán estas miserias con mucho aceite de girasol y mal escabechadas-. La boina sirve para mantener a temperatura ambiente las ideas, pero cuando estas son peregrinas o mal aconsejadas, se cuecen en su jugo haciéndose intragables. Los buenos magos hacen del truco una ilusión digerible, pero el poco capacitado Feijoo con su impericia lo convierte todo en nadas, con falso fakeado arte de birle birloque, y entra en modo frustración paleta cuando es ayudado por su inefable monosabio Tellado que haciendo méritos sobrados ha sido elevado a la categoría de maestro de ceremonias de la confusión y CEO (In pectore) del Departamento de Complicación de Asuntos Simples. Y así las cosas de tensas y jodiditas , la Presidenta del Consejo del Poder Judicial, que no ha dicho ni mu, por poner un ejemplo, a los despropósitos evidentes del juez Peinado y sus extravagantes prospectivas instrucciones, se ha rumiado por lo bajini, como era previsible y esperado, en las intenciones muy claras y muy simplemente expositivas de lo que ya es un clamor. Si se amuela, en muchas bocas, que -hay algunos jueces que hacen política-, ella tira de corporativismo para rechazarlo con su nada inocente razón subjetiva. Ellos, los magistrados, con sus togas y puñetas almidonadas y gesto teatralmente adusto, son seres tan pulcros y luminosos como intocables (casi divinos) y , para más pampaneo, en su admirado ombligo no tendría valor una frase similar sobre cualquier profesional como una ofensa en cuestión a todo el gremio. Si decimos, es un poner, que algunos arquitectos son impresentables, ellos – los arquitectos- todos se han de sentir ofendidísimos como constructores de edificios y como personas, porque eso ni es consentible, ni es soportable, ni es ético como crítica. Así lo entiende ella, o asi entendemos los torpones que lo entiende ella, y así nos lo transmite, porque, (seguimos entendiendo), la pone muy cachonda soltarlo delante del mismísimo monarca que está convidado de piedra en la presidencia del magno acto. Todo muy cuqui, muy formal y circunspecto. ¡“No hay más cera que la que arde” señora PPerello¡. Con todos mis respetos, usted, tras su imponente collarón de la Justicia a la que se debe, ha movido el árbol de las manzanas y le ha caído peras piñoneras caducadas en el morral de lo sospechoso. Si usted se empeña como el sabio Aristaco en descubrirnos que los planetas que giran a su alrededor siguen unas leyes ininmutables es porque desconoce o quiere hacernos olvidar que cada planeta además tiene vida propia y orbita según sus leyes físicas, y que para ellos la aritmética solo tiene un lógico valor especulativo. Cuando usted dice “La confianza y la credibilidad en la justicia son un bien común que debe ser preservado, porque de ellas depende la fortaleza misma de nuestro Estado de Derecho.” asentimos todos bien confiados, pero cuando a renglón seguido tacha de “totalmente inoportunas y rechazables las insistentes descalificaciones a la justicia, provenientes de los poderes públicos”, usted se lo tendría que hacer mirar con la buena medida del -ojo de buen cubero- que observa cervantinamente ese siempre imparcial cirio encendido que nos recuerda que estamos sometidos al imperio de la ley, es decir, al Derecho. Y el derecho a opinar según quién, cómo y dónde se ejecute es un delicado problemita que no se escapa a controvertida interpretación en cualquier caso , incluido el comentado que nos ocupa. Y mientras este chaparrón, el fiscalazo Ortiz insiste en poner de moda creer en la justicia. El tiempo dirá si consigue hackear su futuro. De momento, Ángel Hurtado el magistrado que lo sentará en el banquillo se alineó con Feijóo y no apareció en la inauguración del evento de marras que tanta tinta ha gastado. ¡En Castilla, cuando el sol se encabrona y raja las piedras, los más viejos dicen que “ HACE UN SOL DE JUSTICIA! Probablemente se refieran a los jueces «infalibles» de antaño.
Que razón tiene hoy el Señor Toral,la masa humana que vive y trabaja en este país no es ajena al partidismo aparente de determinados sectores,Fuerzas Armadas,Judicatura,Cargos públicos,eclesiásticos y gran parte de la sociedad civil,todo esto avivado porque es tendencia,si, es tendencia la derecha y pasa como en la moda te pones prendas que te destrozan tu persona o resultan difíciles de ver ,carentes de estilo solo porque es tendencia,es decir se lleva.
Y ahi ni los comentaristas de moda ponen pegas para no ser mal vistos.
Si los chavalotes,aquellos de pecho henchido y mucho desorientado histórico tuviese la personalidad necesaria se saldría de la tendencia y mostraría el hartazgo a tanto insulto irrespetuoso alimentado por la impotencia de tener el tipo y la personalidad para salirse de redil de la masa y declarar su personalidad auténtica con expectativas de gustar.
A nadie nos hacia gracia insultar a quien nos metió en una guerra,hizo el desastre del Prestige,o tuvo el mayor índice de corrupción de la historia,para esos juicios están las urnas,incluso los jueces guardaban más prudencia,como debe ser,pero a nivel popular se guardaba más respeto a los gobernantes,era un tema de educación cívica.
Tanto fango ya hace i transitable el camino.