UNA BANCA DE CUATRO PATAS LE BUSCA LOS TRES PIES AL GATO La austeridad y los austericidios son el pan nuestro de cada día, donde las dentelladas de alimañas más se notan.  Valientes tan orgánicos, tan lobos con piel de cordero como Warren Buffet siguen salmodiando desde sus yates fuera de las mareas oceánicas, para asombro del mundo, allí donde nadan asustaditos los pececitos –pequeños inversores- a la sombra iris de las tentadoras olas cabalgadas por tiburones: “A menos que puedas ver tus acciones caer un 50% sin que te cause un ataque de pánico, no deberías invertir tu dinero en bolsa” WB. Y a poca prensa económica que se lea  se comprueba que hay demasiadas boletas para que toque una bajona de pulpo en ferretería, adquiriendo esa lotería que, -veleidosa con la volatilidad-, castiga siempre a los mismos en el mismo costado izquierdo.  Las familias ricas monean el 14,7% de su dinero negociado en la bolsa, frente al 2,7% de todas las otras. Multiplican los afortunados con los dedos de una mano la inversión de los mediopelistas chicharreros, según la última Encuesta Financiera de las Familias con las que el Banco de España hizo cuentas rápidas para embolsarse legalmente lo mucho que pilló a huevo. Los que saben de verdad verdadera de este lio de pasta papelera, las big four (PwC, KPMG, EY y Deloitte), facturaron un cojonar y pico con las auditorias que chutaron en vena al IBEX 35 sin alegrarnos las pajarillas. Y todo al garete con un soplo para unos y otros, aunque “los otros”, las sardinitas de esta gran piscina internacional, fueron los verdaderamente jodiditos por falta de oxígeno y exceso de plástico contaminante. Esto, contado desde mi crítica ignorancia paleta y provinciana, lleva de corrido a una terrible conclusión: Si no te sobra la leña no enciendas tus fuegos que pueden arder rápido, agotarse y dejarte a la fría intemperie. No existen a la venta bolas de adivinación en los solemnes mercadeos del parné gordo, y te pueden quedar los pantalones pillados en la puerta. ( O sea, como quedarse en bragas. Mi sabia abuela decía lo mismo pero más contundente :“comerte la merienda y cagarte en el morral”). Reza la regla más optimista del tema dinerario-monetario que el 75% de los años la bolsa ha subido y que estar siempre con inversiones en marcha favorece “el pillar”, en términos de probabilidad. Este año no comienza con ganas de incrementar esa cifra que acuna y mece las ganancias y hace chispear los ojos de los inversores en la espera de una fortuna más traviesa que ocurrente. El año pasado el IBEX 35 sorpasó por la puta cara a sus homólogos europeos hasta cuadruplicar su rentabilidad, pero este año trumpetero la cosa parece que no rueda igual. Los bancos, mientras, se palpan más los huevos en diferentes cestas que los bolsillos, con unas ganancias record del año pasado que escandalizan en la izquierda, y la derecha oculta por no dar triunfos ni medios aplausos a las políticas del Gobierno al que odian febrilmente desde su caricata teatral sonrisa Profidén. La gran banca española se echó a la buchaca, sin darse un pijo de importancia, 31.768 millones en 2024. ¡¡¡Un subidon explosivo del 21%!!!. Asi como suena. Los españolitos en nada de nada lo hemos notado. Seguimos en la misma cuneta, soportando los salpicones de los charcos que los inviernos han regalado a esa carretera que no tiene destino, porque ya la señalética se ha oxidado y solo podemos orientarnos con unos dudosos puntos cardinales. Recordemos, para cerrar este capítulo de lloreras dinerarias, que el lema de la Bolsa de Londres es la  poco meritoria expresión latina: ‘Dictum meum pactum’ (Mi palabra es mi pacto), donde no se percibe ni se espera vínculo alguno con lo social. Emboscados todos, buscándole los tres pies al gato que no sabe de cuentas ni de calendarios, estamos silentes a un amen de la bobería más cobarde que disfrutan los enchufaditos que nunca pierden. ¡ Cuantos itos por planilla!

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Viernes Negro

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