Atiende.
Tus heridas no tienen por qué definirte.
De hecho, si las gestionas bien, te servirán para profundizar en tu humanidad.
Y así desarrollar una mayor empatía y conexión con los demás.
Dicho esto…
El Dr. Hamer descubrió que lo que hasta ahora, erróneamente, llamábamos enfermedades…
En realidad, son programas biológicos sensatos de la naturaleza.
Y estos programas empiezan con choques biológicos.
Los cuales pueden recordarnos que la vida es frágil.
Que, en cualquier momento, todo puede cambiar.
O hacernos ver que la vida es preciosa.
¿Cómo?
Fíjate.
Muchos pacientes dicen que su supuesta enfermedad los animó a vivir mejor el momento presente.
Que les sirvió para distinguir mejor lo esencial de lo no esencial.
Encontrar sentido a su vida.
Apreciarla más.
Y es que tendemos a centrarnos en un solo aspecto de las energías en juego.
Oscureciendo así el potencial dinámico que contiene cualquier crisis.
Pero es que una crisis es la mejor oportunidad para desvelar que algo se acaba y que algo nuevo necesita tomar forma.
Nos devuelve al fluir de la vida que está en contínuo cambio.
En continuo movimiento y adaptación.
Nos invita a dejar de lado nuestras rigideces, resistencias, negaciones…
A mantener una mirada abierta al mundo tal como es.
Y no como nos gustaría que fuera…
A repensar nuestras certezas.
Porque nos recuerda que nada dura y que no siempre podemos controlarlo todo.
Y para ser feliz, nuestra vida debe tener sentido.
Aunque a veces ya no vemos ningún sentido.
Pero eso es porque lo que dábamos por sentado ya no existe.
Sin embargo…
Una crisis personal puede vivirse como un llamado a reorientarse.
A cuestionarnos a nosotros mismos.
A cuestionar lo que ya no funciona.
A tomar decisiones.
Bien.
Este es un momento propicio para el cambio.
Sanar nuestras heridas no significa olvidar, sino animarlas a que dejen de controlar nuestra vida.
No se puede sanar lo que nos negamos a afrontar.
Pero esto requiere un proceso de transformación donde entendamos que ya no seremos los mismos.
Porque sanar no es un retorno.
Sino una reconstrucción.
Es un Yo más fuerte y más resiliente.
Un Yo que puede salir de esa transformación.
Como la mariposa saliendo de su crisálida.
Para seguir avanzando y dar lugar a nuevas vivencias y experiencias.
Como decía Elisabeth Kübler-Ross.
“Las personas más bellas con las que me he encontrado son aquellas que han conocido la derrota, conocido el sufrimiento, conocido la lucha, conocido la pérdida, y han encontrado su forma de salir de las profundidades.
Estas personas tienen una apreciación, una sensibilidad y una comprensión de la vida que los llena de compasión, humildad y una profunda inquietud amorosa.
La gente bella no surge de la nada.”
Gente bella.
Como la que nos acompaña en este camino de divulgación, aprendizaje y correcta aplicación de las 5 Leyes Biológicas.
Gente bella.
Que ya sabe cómo recuperar su salud, entendiendo que la enfermedad y las crisis son una oportunidad de oro.
Loulou Bédard