Me dice el Boinas, que anda más quemado que la moto de un hippy, que “ese tal Feijóo, tan absurdo y tan hiperbólico que no es más tonto porque no puede, en el sótano de su mediocridad manifiesta, atesora cómodas habitaciones preparadas para dar cuartel a cualquier tipo de estupidez, de contradicción y de negación de la evidencia, que contribuyan a la aceleración del proceso de confusión que presume como hotelito, cachondamente confortable, donde seguir haciendo su ridículo papelazo como jefe de la oposición”. Y, ante este agresivo y requemante discurso, mentalmente recorro las últimas perlas turutas del interfecto con precauciones de bombero sin manguera. Recuerdo a bote pronto que aseguró hace muy pocos dias que el despido de 436 brigadistas no afecta la lucha contra el fuego, que cantara Serrat. Después de rechazar tres veces solicitar el nivel 3 de emergencias (que solicitó con vehemente urgencia cuando “el apagón”), para evitar torticeramente dar carta de responsabilidad dolosa a sus presidentes autonómicos, se abstuvo astutamente para poder reprochar con mentiras y medias verdades al Gobierno y dar patadas zancadilleras, en fuera de juego, a la formación de un pacto de estado contra el Cambio Climático. Muy edificante su hipocresía de parvo remolón, de adolescente toca cojones sin sentido, y de interesado salvapatrias, al que el sentido común le pasa justo por debajo de donde comienza la bragueta con Ester Muñoz jaleando el exabrupto cual desgarramantas con sordina. ¡Más militares! Gritan desaforados los que tacharon de faraónico cretino a Zapatero cuando creó la UME, porque la veían absolutamente innecesaria y ahora tiene casi 4000 efectivos dejándose la piel en los incendios, ayudados por el Ejército del aire y un millar de efectivos del Ejército de tierra. -Imagino que ese mundialmente reconocido genio de la logística ajena, llamado Feijoo, tiene una gran propuesta y yo me la malicio-. Me dijo el Boinas, ya entonado con unos frescos tintos de verano hechos con esas gaseosas que mejoran el vino: “Nuestros 200000 militares, a poco que sean capaces de mear simultáneamente a un metro de sus zapatos, podrían humedecer con eficacia kilómetros de esta ola devastadora. Si a cada uno se les provee de media docena de litronas de cerveza Estrella Galicia, sin gran costo, en tres borrachuzos dias, todos bien achispados, conseguirían lo que el pirómano perrete Sanchez desencovado tardíamente de la Mareta no ha conseguido en estas calientes jornadas. -Meada tras meada hasta el éxito final- es un claim de lujo ardiente”. Es cierto, pese a ser una chusca algarada de barra de tasca cutre con olor a orines del escusado, que la lejía no ha logrado disfrazar con su artificial toque a lavanda. Ese partido, ese mismísimo PP, al que los jueces condenaron como “organización para delinquir”, y que ha rebajado en un 87% sus dotaciones presupuestarias contra incendios en los cuatro últimos años al frente de sus Comunidades, “no se aclara ni con lejía pura” dice el cabreado leonés, que hoy viene sin cubrirse la cabeza porque ha pasado por la peluquería tras chamuscarse como -voluntario apaga rescoldos- en los alrededores de las Médulas. Esta tarde sofocante no le seguí la conversa como otros dias porque lo noté susceptible en demasía y con el gen cazurro excesivamente emputecido por las llamas y el humo que ronda los pactos de Estado por la Emergencia climática