Hay demasiadas organizaciones «sinónimo» de lucro viviendo a costa de los llamados «menas» (Menores extranjeros) a los que sería más adecuado llamar «minas» por la gran cantidad de dinero que dan a ganar.
Hay organizaciones «sinónimo» de lucro dedicadas a ellos que cobran del Estado entre 1.500 y 5.000 euros mensuales dependiendo de que sean centros de primera acogida, terapéuticos o de reforma. Con ese dinero podrían darles caviar para desayunar, chuletones de carne Kobe para comer y langosta para cenar. Pero no. Ese dinero se va en pagar los sueldos de los directivos y de innumerables entretenedores de calle y mamoneadores a tiempo parcial. En cada comunidad autónoma y ayuntamiento se destinan ingentes cantidades de dinero público que es imposible cuantificar porque en unos lugares sale de partidas presupuestarias adscritas a Cultura, en otras a Asuntos Sociales, Sanidad, Igualdad etc. Por eso se niegan a que el Estado devuelva a estos menores a sus países de origen: se quedaría sin el chollo. Pero cuando esos niños cumplen 18 años esas mismas organizaciones les echan a la calle sin recursos porque ya no pueden cobrar por ellos arrojándolos a la marginalidad y a la delincuencia. Hacer notar que sí, que en sus países son niños pobres pero con su familia y su entorno. Aquí terminan institucionalizados y con grandes carencias socioafectivas. Solo se debería aceptar a aquellos menores que procedan de un país en guerra o provenientes de un desastre natural, que sean huérfanos o que sean hijos de madres solteras o hijos de prostitutas porque en estos dos últimos casos en muchos países islámicos se les niega su adscripción a un documento oficial como una partida de nacimiento o su ingreso en un libro de familia.
En la práctica el llamado Tercer Sector se ha convertido en una forma de convertirse en funcionario cobrando del Estado pero sin hacer oposiciones. Capítulo aparte merecen las organizaciones «sinónimo» de lucro que operan internacionalmente y que se convierten en diplomáticos sin necesidad de hacer la carrera ni oposiciones y ni tan siquiera saber más idioma que el inglés. Además de viajar en vuelos en primera clase e insultantemente en grandes 4 x4 y residir en hoteles de 5 estrellas, en la practica desatienden a quienes tendrían que ayudar para pasar el día en cansinas y absurdas reuniones con politicos frecuentemente corruptos de esos países y a asistir a las diferentes fiestas que dan las embajadas y legaciones consulares de otros países. De vez en cuando van a ver a esos pobres (vulnerables les llaman ahora) a los que dicen ayudar, se hacen unas cuantas fotos con ellos para colgarlas en las redes sociales y en sus páginas corporativas y luego si te he visto no me acuerdo.
Eso no quiere decir que no haya voluntarios sin cobrar que se dejan la piel y el alma para ayudar a quien mas lo necesita.
A destacar la labor de, por ejemplo, Bomberos sin Fronteras cuyos miembros acuden a los países utilizando sus días de vacaciones y pagando ellos mismos el equipamiento que llevan y que luego dejan en esos lugares.
También vi a las monjas de la madre Teresa en Bagdad (Iraq) durante la segunda guerra del Golfo. Cuando todas las demás ongs se marcharon por miedo ellas se quedaron allí atendiendo a niños huérfanos , con down, espásticos, enanitos etc y los radicales islamistas ni las tocaron porque sabían la labor que estaban haciendo.