“Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión” así lo reconocieron entre otros Eleanor Roosevelt (Estados Unidos), René Cassin (Francia), Charles Malik (Líbano), Peng Chun Chang (China), Hernán Santa Cruz (Chile), Alexander E.Bogomolov/Alexei P. Pavlov (Unión Soviética), Lord Dukeston/Geoffrey Wilson (Reino Unido) y William Roy Hodgson (Australia), en la Declaración Universal de Derechos humanos de 1948, como ideal común para todos los pueblos y naciones.
Su primer artículo inspirado en el célebre lema de la Revolución francesa “ Liberté, Égalité, Fraternité”, dispone «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
Aquellos principios fueron instaurados para que no volviera a establecerse un poder nacionalsocialista que vulnerase los derechos humanos. Lamentablemente lo ocurrido desde 2019 pone en evidencia que incluso las disposiciones legales como la Declaración Universal de Derechos Humanos no son disposiciones suficientemente revulsivas para evitar la situación que pretendía evitarse, pues además del legado de dicha disposición se requiere que las generaciones posteriores se erijan en vigilantes y valedores de su contenido y en caso de producirse darlo a conocer públicamente. Aquí entran en juego la libertad de acción, expresión y creencias, la igualdad de medios y la fraternidad con sus congéneres.
En este sentido la publicación “ La Rebelión de los idiotas” de Jesús García Blanca, bien puede enmarcarse dentro del deber de fraternidad de compartir el conocimiento y la información de que dispone, con la loable finalidad de la toma de conciencia por parte de los pueblos y naciones, desde el individuo de lo acontecido en los últimos años.
Desde el cuestionamiento de la teoría de la infección, del supuesto aislamiento de los “ coronavirus”, del uso fraudulento de los test PCR, de los efectos secundarios de las nuevas inyecciones, de la utilidad de las mascarilla, del análisis pormenorizado del origen, desarrollo y de los medios utilizados para su consecución, de cómo se gesta una pandemia, del previo condicionamiento de los ciudadanos, hasta del origen de las relaciones de dominio de las sociedades humanas, son fruto de la investigación periodística rigurosa mediante asesoramiento de especialistas en la materia y respuestas de las instituciones oficiales.
Lo que nos lleva al cuestionamiento del sistema sanitario convencional belicista, que para muchos ya está en decadencia y obsoleto, pues el futuro está en un sistema humanista conforme al principio de fraternidad, sin injerencias paternalistas del sistema, bajo el principio “ primun non nocere” y de la primacía del ser humano con pleno respeto de la decisión individual por encima de los intereses de la ciencia y de la sociedad . (Código Internacional de ética médica de octubre de 1949 . «El bien del ser humano que participe en una investigación biomédica, debe prevalecer sobre los intereses de la sociedad y de la ciencia.» Declaración de Helsinky de 1964 Apartado 8. ”Aunque el objetivo principal de la investigación médica es generar nuevos conocimientos, este objetivo nunca debe tener primacía sobre los derechos y los intereses de la persona que participa en la investigación.” Convenio de Oviedo1997.
Artículo 2. Primacía del ser humano. “El interés y el bienestar del ser humano deberán prevalecer sobre el interés exclusivo de la sociedad o de la ciencia.”
Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la Unesco , 2005. artículo 3. “1. Se habrán de respetar plenamente la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales. 2. Los intereses y el bienestar de la persona deberían tener prioridad con respecto al interés exclusivo de la ciencia o la sociedad.”
Para unos cuantos millones de ciudadanos la información publicada es una confirmación de lo ya conocido, confiriendo paz y sosiego en aquellos que fueron criticados, rechazados, vilipendiados y excluidos, fieles valedores de los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos, conscientes desde sus inicios de la tiranía y opresión que se cernía sobre la humanidad, y a la vez generando rechazo e indignación por lo acontecido. Para otros muchos millones es una oportunidad para tomar conciencia de lo ocurrido accediendo a información contrastada, documentada y analizada críticamente, una manifestación del derecho a la libertad de palabra y de expresión. Así lo dispone la DUDN al establecer “Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”
Por lo que ante todo abuso, incluso sanitario, nuestra propia constitución española de 1978 el art 10.2º establece que los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las materias ratificados por España. La dignidad y la conciencia del individuo han de preservarse pues de lo contrario constituye un atentado a la libertad, la justicia y la paz en el mundo, los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. En cualquier caso, cualquier tratado o acuerdo internacional que suponga el establecimiento de un sistema sanitario que implique tiranía y opresión, es la causa que ampara el supremo recurso a la rebelión.
Lo que se hizo y se esta haciendo es un crimen de Estado y los jueces y fiscales son complices salvo ciertas excepciones como la de esta jurista que será de las pocas que mantengan su puesto cuando los procesemos a todos por acción y omisión. Y no solo por este tema tienen más leyes de genero, secuestros, torturas, atentados medio ambientales en definitiva Terrorismo de Estado.
Totalmente de acuerdo Sra. Oyarzun. Nunca como en el momento presente se han conculcado los más elementales derechos humanos y no podemos permitir que se nos arrebate el mas inalienable de todos ellos: como es la libertad de elegir o no un tratamiento.
Después de muchos intentos fallidos, está última vez tuvieron éxito porque reinaron la manipulación mental y emocional …» Para proteger a los demás»…i aquí la buena gente, peró desinformada, cayó en la trampa.
Ahora , como resultado de las inoculaciones experimentales, se han disparado las cifras de morbilidad y mortalidad, y se pretende diluir la responsabilidad y perversamente atribuirlo a otras causas. Realmente hemos llegado al punto en que se hace necesaria la rebelión
Completamente d, acord. Coneixem persones que hoy están passant multitud malamente a causa del vaccins i ningu els dona explicacions . Es un silenci mafios recolçat per els mitjans prostituits a l, industria farmacéutica.