Primero pierde la vista del ojo derecho, luego la del izquierdo, pero milagrosamente y a pesar de las negligencias médicas queda con algo de visión. Eso fue a los 12 años, a los 13 el oculista le dice en su cara que se quedará ciego. El impacto emocional fue “bestial”, nos cuenta el comunicólogo David San Miguel, quien ahora solo ve luz.
San Miguel ha probado en los ojos las células madre y el agua de mar, que se inyectaba. El agua de mar la ha tomado de todas las maneras posibles. La descubrió hace 23 años, con las ampollas de plasma de Quinton. Pero de forma continuada lleva 12 años tratándose con ella. “La he probado vía endovenosa, vía intravenosa, bebida, vía intramuscular, intraarticular, subcutánea, me la he pinchado por debajo del globo ocular, donde ya me aplicaba la terapia neural con resultados muy buenos. No duele, sientes un ligero pinchacito”. Consiguió eliminar la fibrosis y las manchas que tenía en el ojo, que se fueron difuminando, eran como nubarrones sobre la niña del ojo, y el enrojecimiento del ojo, que parecía que tenía derrame, también desapareció.
“La capacidad de regeneración que tiene el agua de mar vía intraarticular y muscular es alucinante. Parezco el yonqui del agua de mar, pero siempre me la he aplicado dirigido por un médico”.
Dentro de las numerosas terapias que ha practicado ha seguido la de la doctora Clarck y su limpieza hepática. “Noté una liberación de tensión, un gran bienestar”.
San Miguel ha hecho ayunos, ha llegado a estar hasta 8 días de ayuno, y más cortos también. “Al tercer día logras un gran nivel de energía. El hígado, el sistema digestivo descansan…”
Por otro lado, la biodescodificación, asegura, le ha permitido dar respuesta a muchas dudas. Y están también las células madre, que en ciertas patologías considera están en sus comienzos. “Probé un tratamiento que había desarrollado Edgardo Levi, un hematólogo argentino, que las aplicaba en las zonas afectadas. Me sometí a 5 sesiones en Valencia y noté cierta mejoría, pero no era lo esperado”. Insiste en que le fue mejor con el agua de mar y la terapia neural, y también con la orinoterapia. En un vaso que hay con forma de ojo y su propia orina, la de la mañana, que dicen que es la mejor, la aplicó sobre el ojo “y me vino muy bien”. Añade que lleva 11 años curando sus heridas con agua de mar y orina. “Es sorprendente la capacidad de cicatrización que tienen”.
Señala que la nutrigenómica la va a experimentar ahora y que con el dióxido de cloro lleva 10 años. Cualquier conato de resfriado, comenta, lo soluciona con MMS. “Cuando no tienes salud, ganar un poquito es mucho”, concluye nuestro invitado, consciente de que la gran mayoría de la población no va entender lo que dice, ellos están sanos, y ojalá que sigan así.
VÍDEOENTREVISTA:
Descodifiquemonos y sintamos la emoción más pura, agüita de mar!