La comparecencia de ese jodido -Arturo que lo pone duro-, y de ese mismo individuo personajeta Mazón -de tan pésima rima como Carlos- en esta penosa tragicomedia bufa de viernes no fue apta para estómagos sensibles. Trufó de mentiras, omisiones y despropósitos su tiempo en el estrado con una desvergüenza impropia para un Presidente desde su hormigonado careto del -yo no fui-. Y cuando terminó, unos fervorosos escuchantes paniaguados del PP con sus “culs pegats al butacó” le aplaudieron la burda gilipollez con dos cojones y un palito que pinchaba el relato desde lo inverisímil menos digerible. Así, retorciendo los pulgares de los hechos y abundando en la excepcional excepcionalidad se escondía el fullero de la realidad y,»trampós de paraula , obra i omissió», se meaba sobre un todavía húmedo auditorio, ahogando la verdad sin despeinarse en otra, que intentó construir sin fortuna, sin sonrojarse, sin cambiarse el apestoso pañal marronero, sin desear borrarse de la faz de la tierra valenciana, sin complejos de enterrador y sin dimitir. El retrato político de este cadáver político zombizado nos da que pensar, por elevación, en la complacencia de su jefe de filas con lo mediocre, con lo chabacano, con lo burlanga, con lo antipatrioticamente ladino y lo que es peor …con lo estúpido: pensar que saldrían reconfortados los valencianos de la mano de este su “valencià ajudant” de soplagaitas. Nos preguntamos si en la retórica de estos disparatados la desfachatez es igual o mayor que su pacotillero facherío goebbeliano en la asunción de su pensamiento, y en concreto del tercer principio de propaganda nazi: 3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. Y así van trampalanteando miserablemente la historia de nuestros días, convenciendo a unas amplias mayorías de su descabellado deseo de salvarnos de no se sabe muy bien qué, vamos enfangándonos en el otro desastroso principio de su desesperante propaganda: 11.- Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad–. Y así se escribe garrapateada y sucia nuestra historia en este 2024 que termina sepultando más de doscientos cuerpos a la sombra de una bandera que añora el pollo, el yugo, las flechas y las órdenes torticeras y carraspositas de un pésimo dictador. El Plan de Transformación y Colonización, que se gestó y diseñó en la República, en su desarrollo, por los golpistas que ganaron la salvaje contienda, implantó 615 embalses (machaconamente franquistas), dejando la imagen geográfica de una España bien empantanada como el gran logro del régimen. Lo mismo pasó con el Pla Sud de València que desvió el cauce del Turia para que la región no se volviera a inundar como en la Gran Riada del 1957, que ya había sido diseñado en 1900 por Justo Villar, un brillante ingeniero, retomado por Eustaquio Berriotxoa en 1946, ampliado por Fernando Martínez García-Ordóñez y ratificado por Claudio Gómez Perretta en 1946. Tomás Trénor Azcárraga, el gran alcalde y procurador en cortes, acompañado de cinco ingenieros valencianos es quien casi llega a convencer al gobierno de los azules de una ejecución pública. Pero el éxito final de esta atribulada aventura llena de zancadillas se lo ha de llevar Adolfo Rincón de Arellano y García que, ante la falta de medios económicos, hace la propuesta de impuesto para pagar una peseta por cada metro cúbico de agua potable, y un sello añadido de correos incrementado en 25 céntimos que sufragarían con voluntad la obra farragosa que Franco, casi a su pesar ,inaugura, con un costo mínimo para el gobierno, que había llenado de trabas su desarrollo. Esa es la historia – a muy grandes zancadas- que se ha tergiversado tambien estos días en los medios de la fachosfera y que tampoco caló el discurso de Mazon: embalsado en cifras torturadas y en acontecimientos dudosos, donde las medias verdades se usaron de relumbrón incoherente para flotar en el detritus de su posición tortuguera. Las lágrimas sin secar, las rabias, la ira contenida y la respuesta de la oposición a este abogadillo vacilón y enanito de miras y estatura política, se usarán de papel envoltorio de bocadillos para los voluntarios. El Ejército, la UME, los Bomberos, la Guardia Civil y quienes de verdad han realizado el trabajo mayor del desescombro quedarán deglutidos por la peor y más repugnante de las frases que se han utilizado en el contar de esta desgracia: “solo el pueblo salva al pueblo”. ¡Cuánto daño hacéis con vuestra ocultación y vuestra manifiesta maldad a la buenísima y siempre solidaria sociedad española cabrones! Cuando esta historia se escriba serenamente nadie os podrá perdonar ni esto ni el que pongáis en riesgo la frágil unidad de Europa para intentar salvar a este mequetrefe feijollador.