Dios es para mí, cada día y cada hora, una cosa distinta. Porque a Dios no se le puede encerrar en conceptos, ni tampoco en momentos. Dios está más allá del tiempo y del espacio. Dios, hoy y para mí, es un ámbito en el que yo me puedo desarrollar; una realidad que me está empujando a ser más humano. Un dios fuera de nosotros es siempre un ídolo, es una creación nuestra. A mí me entienden mucho mejor los ateos que los meapilas. Porque el tener una idea negativa de Dios es mucho más aproximado a la verdad que todas las ideas positivas que se han dado acerca de él durante milenios.