En el prolijo repertorio genético que el ser humano trae de serie no viene especificado ni el amor a los tontos de baba ni el odio a los convalecientes. Para con los tontos siempre se ha hecho virtud con la precaución, y para los convalecientes hemos desarrollado una indiferencia picajosa muy bien reflejada en aquel refrán del -perro flaco devorado por las pulgas-. Por esta y por otras razones de menos peso, cuando alguien entra en política, lo primero que ha de hacer es demostrar ser listo y lo segundo cuidarse muy mucho de esas enfermedades que debilitan la imagen de poderoso que ha de representar convincentemente. La indefinición de Sánchez con la ley trans es peor que rara, y mantiene postrado una parte de su discurso. Es torticera al punto de hacer peligrar la tan necesaria regulación positiva de la ya urgentemente liberación de la autodeterminación de género. Que en el futuro hemos de caber todos y todas es algo que únicamente las enfermas mentes de VOX son incapaces de digerir, porque su rancia y prehistórica corteza cerebral ha decidido no educar el entorno social para que no sufran esas personas un trato discriminatorio, y disfruten de la vida que elijan lo mejor posible. A esa represora patulea de VOX, cualquier tipo de libertad le aterroriza y pone sus rancias meninges en pie de guerra. Un Sánchez cobardíca, narcisista y poco definido. Un Feijoo lechuzo ridículamente amenazante con la idea de que podrá paralizar esa «frivolidad» cuando llegue al estrellato. Unos ERC, Compromís, Más País/Equo, CUP, Nueva Canarias y Junts per Catalunya, que se suben al carro de la modernidad sin agachar el lomo para engrasar las ruedas, y esos peores Ciudadanos de perfil que escenifican sin vergüenza torera el ser desaparecidos en combate, manteniendo su tibio archiconocido y aburrido » ni sooo ni arreee». Y mientras, pasa el tiempo implacable, y estas gentes vulnerables cuyos derechos básicos se han maltratado por activa , pasiva y neutra, siguen y seguirán sufriendo en la inseguridad jurídica torpe y cutre que los margina, y los deja en una cuneta del túnel, fría y sin remedios, sin esperanzas y sin luz que vislumbre una salida sin peligros. No han perdido el oremus, lo han tuneado con montañas de caspa donde hacen esquí de fondo sus Señorías, disfrazados de salvadores de una dudosa moral que les inocularon los del -corazón de melón melón melón- y los del -corazón de Jesús en vos confío-. La escasa inteligencia que pasea los pasillos del hemiciclo se averguenza de ser requerida en compañía de estos abyectos que, por lo bajini, se hacen los sorprendidos de que en Rusia se criminalice el intento de dar visibilidad a lo LGTB y pasan por la entrepierna sobresueldos, evasiones fiscales cohechos, blanqueos y demás perversiones, al amparo de un controvertido y enquistado en la maldad CGPJ. Estas vueltas al medievo , dignas de ser laminadas por una libertad de bajo contenido calórico y totalmente desnatada, (libertad 0 0 ), la más fácilmente consumible, está frenada con vieja galga de carro y aparcada bajo la inexistente bolsa escrotal del león izquierdo de la fachada del Congreso (Creo que es Daoiz. El otro es Velarde). Me refiero al que no tiene huevos. Cuando se den cuenta estos memos estirachicles de gobernantes de esa histórica carencia en bronce, seguro que colocarán por suscripción popular una prótesis al bicho, del que no se sabe si fue emasculado o nacido con esa falta. (Con el apósito o sin él, seguirán defendiendo la puerta del Congreso de las ideas que pudieran perjudicar a los ciudadanos). Para ese guiño escultórico no tendrían reparos en entenderse y seguro se los pondrían brillantes, gordotes y obscenamente carpetovetónicos. EL Boinas, siempre atento a este tipo de discusión, trajo a colación, por los pelos para poner punto final, el viejo refrán leones que sentencia su relato en el hecho necesariamente discutible del ”uso de los cojones en las grandes ocasiones». Mi abuela, de sabia naturaleza a la que siempre recurro, solo aplicaba el dicho al dinero bien gastado. Su consejo me da que pensar si les pagamos bien el sueldo a estos diletantes farfulleros que gestionan el sexo de otros como si cocinaran a desgana un ajomatadero para enfermitos terminales.