España ha tenido 8 Constituciones a lo largo de su historia. Nuestra Carta Magna es el texto constitucional progresista más duradero de toda Europa y fue aprobada en el Congreso el 31 de octubre de 1978, hace ahora 45 años. Tuvo seis votos en contra: cinco de AP y uno de Euskadiko Ezkerra (entonces el partido de los poli-milis de ETA). Alianza Popular se partió en tres en esta votación: de sus 16 diputados, ocho votaron a favor, cinco en contra y tres se abstuvieron. (El otro voto registrado en contra fue del diputado de Euskadiko Ezkerra (EE) Letamendia). Fraga, en sede parlamentaria, señaló que su Grupo no la entendía «compatible con el principio de unidad de la Nación o de la nacionalidad española”, en referencia a la palabra «nacionalidades» en el artículo 2. También, de paso, hizo agrias objeciones a las competencias de las Comunidades Autónomas. Esta virguería dialectico jurídica pactada a trancas y barrancas que ha sobrevido hasta nuestros dias con solo dos modificaciones obligatorias, la que lleva más años en vigor en el viejo continente, ya esta tan arrugadita como él en su tumba. Alguien que conozco (escudado tras el cubata) tuvo la ocurrencia de cantar en alto que era más antigua que la humedad y se quedó tan oreado.
De sus 18.000 palabras la más repetida en sus 169 artículos es “ley”, que aparece la friolera de 215 veces. “La ley” que aceptaron a regañadientes los dirigentes de Alianza Popular y con la que sus sucesores del PP rellenan su discurso intentando ocultar que son rehenes de su pasado franquista, que nunca han tenido el valor de condenar, es de un plúmbeo peso insoportable. Se enfundan en la bandera y en el ardor patrio sin “más más ni más menos” conciliados y conjurados en embarrar el futuro, ciscándose colectivamente en aquel sabio Montesquieu que, tratando sobre la distribución de las funciones del Estado y la separación de poderes, nos advirtió ilustradamente :“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa.” Torticean estos dirigentes tramontanos a placer la «ley natural» de la que habla don Quijote «obligada a favorecer a los caballeros andantes» y se apuntan a una defensa de esa misma Constitución que Aznar entendía como fraude engañoso cuando militaba en la organización fundada por los siete exministros del dictador Franco (AP), y Feijoo esquiva coceándola de chilena, de espaldas a puerta, para volver a jugar el fuera de juego en el partido que tiene perdido.
Por eso viene a cuento recordar a estos dirigentes tahúres trampistas del PP, enfrentados a los dirigentes burlangas licuados del PSOE, aquella sutil sentencia de Cervantes en boca de don Quijote cuando a Sancho le advierte, antes de regentar la gobernación de Barataria, “Otros cohechan, importunan, solicitan, madrugan, ruegan, porfían y no alcanzan lo que pretenden” … Y que cada uno se lo tome como quiera, le parezca y convenga, pero recordando que el 45 tiene una pésima rima, aunque lo hagamos todo lo “guapi y moderni” que nos dejen.