7. El derecho a la pobreza
Ser rico no es una enfermedad contagiosa de la que poder vacunarse. Una suculenta herencia sobrevenida alegró la semana del oficinista contable y él, sin inmutar su ajada cara de póker, dio normalidad a lo extraordinario. Un mes después sufrió un demoledor traspiés en banca que lisió a perpetuidad su futuro al coincidir su avaricioso apalancamiento bancario con la escoba criminal de esa pandemia china, que barrió todos los rincones de la bolsa internacional con su contaminante aire mandarín. La suerte tuvo a bien visitarlo de nuevo y premió el décimo de lotería que un amigo le regaló por Navidad y, mientras hacía cola en ventanilla para ingresarlo, un atracador nervioso repartió el contenido de su recortada entre su pecho y el guardia jurado que ofreció valiente resistencia. Los golpes de la suerte a veces son así de mortales y no pueden culparse a sí mismos de sus arbitrarias elecciones, porque las riquezas se beben como agua salada, y la sed no perdona el destino de quienes llenan sus vasos con ella, tan cerca y a la vez tan lejos de lo feliz de la broma infinita del vivir. 8000.000.000 de seres humanos no pueden simultáneamente ser ricos o pobres, pero ser pobre tiene una gran ventaja, una sola: el dinero importa menos que la carencia sin fin.
8.No soñar es estar muerto
Quien no sueña no puede despertar y quien no despierta no podrá luchar contra la pesadilla de intentar, sin éxito, arreglar las alas rotas que no le permiten volar. El sueño más preciado es la posibilidad de soñar dentro de los sueños y acertar con la fórmula para repararlas. Levantar el vuelo de la irrealidad del dormir es tomarse de una mano con la libertad y de la otra con el tiempo que nunca se pausa y nunca aterriza. La libertad y el tiempo siempre planean sobre nuestros objetivos. Por eso cambiaré las sabanas de la cama, aunque hoy haya aliviado la noche en el sofá. (Por eso… y porque nada aterroriza más que la realidad de altos vuelos). La almohada, si nos hace ajenos a nuestro yo y estabula las horas de nuestra vida que están heridas, nos convierte en simple murmullo.
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