Elegir entre un guapo y suertudo chulopelotón capitalino, de artificioso marketing, que comunica corporal y verbalmente incluso en inglés y un paletogaitero, con dificultades en la dicción y aspecto de lechuzo provinciano horterodependiente de almacén de legumbres que se hace selfies con narcos, es la disyuntiva principal de estas elecciones. Lo demás es ruido a uno y otro lado. Un ruido ensordecedor que nos dice que este país está peor que sintonizado a la bobería borrega y bastante “sintocinado”con lo pasota. Estos dos sujetos han comenzado a inundar nuestras televisiones y nuestras conversaciones de graves esparavanes y chilindrinas cuchufletas enredadoras con algo tan serio como es la gestión integral del pais y su futuro inmediato. El primero, el guaperas, ha conseguido frente a las muchas internacionales adversidades conocidas, unas notas mejor que buenas en la economía y nos ha regado de millones europeos -by de face-, pero se ha investido de odios que sus adversarios le han pringado con malas artes y que no ha podido, no ha sabido o no se ha empeñado en desnudar en tiempo y forma. El aspirante lechuzo capea su mediocridad manifiesta oculta tras una muy discutible administración gallega con la que se peinó a raya una década entre dislocados argumentarios que se mueven más que el labio de un conejo comiendo grelos. Esa ferocidad de -pulpo a feira- donde el “ ni sí ni no, sino todo lo contrario” gasta pimentón dulce para emboscar el sabor texturizado entre pescado y carne que ha cautivado a los de paladar poco dado a gastronomías más modernas, singulares y novedosas. Somos un pais de gran riqueza y variedad culinaria que no ha podido asimilar en un envite masticable y digerible el justo valor de los huevos fritos, pero que ha aprendido por machacona repetición que hay que cascarlos para hacer tortilla con o sin cebolla. Los voraces españoles de uno y otro lado, nos diferenciamos más en la lacrimógena cebolla que en los tiempos de cocción, porque sabemos que nos pongamos como nos pongamos seremos fritos en sartén antiadherente y emplatados con poco remilgo. “Semos asín de patateracos” en fogón de leña de obrero parado o sobre mantel de restaurante con tres estrellas Michelin. Y en este cocinar de ilusiones y aspavientos, el lechuzo se crece remontando vuelo gallináceo y para debatir con el chulito de labio inquieto exige que se realice el encuentro de sus verborreas necorocigalosas en AtresMedia y se permite además el lujo de no enviar a sus “retretesentantes” a la reunión de la RTVE convocada a tal efecto. El guaposo no defiende la postura de la televisión pública y responde ofreciendo su perfil más hormigonado y favorecedor, y no sostiene con un comprometedor órdago a la grande, que es el lugar indicado para este tipo de colisiones dialécticas que muchos empiezan a considerar grandilocuentes defecaciones a granel. Acepta el rollo de papel higiénico tal como se lo ofrecen sin desenvolver, sin defender la neutralidad e imparcialidad de TVE y la humillación descalabrante por las pelotillas peludas como de puntillas, modo Cascanueces rapero low cost con mucho autotune, una demenciada, humillante y vergonzante sospecha de parcialidad sobre los trabajadores de informativos de esa cadena que antes fue Ente Público para pasar a “mejor vida” (¿No será a peor muerte?). Es preciso recordar en este punto que la presidenta de la comisión de peticiones del Parlamento Europeo, Cecilia Wikström, tiró de las orejas burreras a Rajoy pidiéndole explicaciones ,que en su extravagancia parlamentaria nunca dió, sobre la situación en RTVE ante las denuncias de manipulación en los informativos con los estruendosamente silenciados casos de corrupción del PP. Simultáneamente se había penado por ley a tipos como Urdazi, pepero fulero sin antifaz, y a mentecatos de cavernosa derecha garbancera como Álvarez Gundín se les había amonestado sin corrección su razón “impasible ademán presente en su afán”. Solo con el apasionado y belicoso entusiasmo por la verdad, mostrado por los Consejos de Informativos contra estos mercenarios del poder, se consiguió un garante de que la imparcialidad en esa -Casa de Todos-, tan pretendidamente limpia como denostada, se contrastara y se persiguiera como fin, pese al férreo bloqueo de la libertad ejercido por un olímpico trapacero del PP llamado José Antonio Sánchez. Por ese estilo, donde la realidad periodística, la templanza política y el interés social se pueden tergiversar es por lo que el del “sí pero no, piensa el ladrón que todos son de su condición”. No le sale a cuenta al pollo popularete cacarear en TVE y elige -con su par- medios más entregados a su -causa sin causa, salvo la oposición por la oposición-. Este individuo, de la oposición al cuadrado, sabe perfectamente, porque las huelgas contra él y su partido de la Televisión de Galicia (“O seu altofalante de uso e abuso para andar pola casa”) se lo han dejado más clarinete que gaita de roncón torcido, que se paga un precio por la trapacería censora. Llevaron esos hartos periodistas y empleados de TVG sus huelgas de dos meses al Senado por la manipulación de la que eran y se sentían objeto, y acusaron directamente de abusador al trasunto. Él sabe y se malicia, “coma un raposo vello aderezado en mil galiñeiros” dónde debe elegir ser entrevistado y busca valles donde su semilla sea bien tratada y las otras mal pisoteadas. Y el apuesto galán socialisto enfundado en su traje purísima de luces y sombras, en un alarde torero de generosidad suicida, sin mirar al tendido, despreciando la suerte de varas, sin un solo capotazo a favor de esos lejanos subalternos que han demostrado con creces su profesionalidad a prueba de chaparrones, se entrega a puerta gayola como quien ha descubierto que sobrevivir es cosa tan solo de uno mismo al margen de todo lo demás ,y sin regalar ni media verónica a los del tendido de la prensa con vocación de veracidad y de honesto servicio público. Algún asesor tendría que susurrarle al oído al valiente capotero que, para revalidar, para conseguir el premio de orejas o rabo, y para mandar con autoridad en los centros del ruedo ibérico es imprescindible dar sentido a aquella frase de Cicerón que, seguro, absorto en la arenera faena de los medios, no habrá leído, aunque lo sospeche su oratoria de redondel:
“Como nada es más hermoso que conocer la verdad,
nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad”.
Y mientras, por “molestar que no ocupa lugar”, la sede del PP luce empapelada con una marca buque insignia de la televisión pública : el archiconocido VERANO AZUL que ya han usado publicitariamente en una falsa playa madrileña. Solo les ha faltado doblar a Chanquete pidiendo el voto para su causa pitufa acompañada por la conocida sintonía con batuta izquierda de Carmelo Bernaola. Una sede pagada, según dicen los jueces, con negrísimo dinero B que se ve ahora envuelta en la usurpación de un claim con una amenaza de traerles secuelas judiciales por usurpación. Les da todo igual porque todo les vale para embarrar. El que no quiera ver que apague la luz electoral y ponga el foco con ellos en ese líder que no les ha plantado un mojón en la propuesta de trasladar el debate a una TV privada. ¡Cómo nos aburren!