
Con la separación egoica vino la dualidad. A partir de entonces, la realidad, incluyendo nuestro propio cuerpo, empezó a percibirse como una entidad externa y carente de vida. Nos erigimos en observadores y jueces de la realidad; nos separamos de ella y nos hicimos la ilusión de que la podemos estudiar objetivamente. Más aún, que esos objetos externos a nosotros son juzgables y que nosotros como seres egoicos somos quienes decidimos qué tiene valor y qué no. Y así se ha llegado a la situación de que hasta el propio observador que observa y juzga separadamente también se ha convertido en objeto observable. El ser humano se ha convertido en un producto. Para Amz quienes compran a través de su portal no son sus clientes, sino sus productos. Sus productos son quienes se conectan para comprar y vender a través de sus recursos, que han sido convertidos en objeto de experimentación para posteriormente ser manipulados. Se manipula al ser humano como si fuera un recurso amoldable a unos intereses particulares o para añadir o quitar componentes para transformarlo a conveniencia. Se lo evalúa y se le adscribe un valor. Y se le pone fecha de caducidad.
Pero el juego es bastante más profundo de lo que parece. Porque el ser humano no es un producto cualquiera. El ser humano es la criatura más inefable de cuantas existen. El ser humano es portador de las mismas propiedades que el absoluto. El ser humano es la personalización de la fuerza creadora del absoluto. El libre albedrío del ser humano es un cheque en blanco que el absoluto concede a la existencia misma. Y el ser humano tiene capacidad creadora. De ahí que el engaño del ser humano para hacerle creer que es un autómata que debe seguir las pautas que se le ordenan tenga tanta trascendencia. Porque el objetivo final es conquistar la “maquinaria humana” para poner a trabajar ese potencial creador en favor de intereses insensatos no alineados con el despliegue natural amoroso del absoluto. Es un secuestro, una interceptación de la fuerza creadora. Quieren apropiarse de ese cheque en blanco y poner el beneficiario que no corresponde.
Dr. Jesús Villoria
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