La sociedad industrial avanzada se ha orientado desde siglo XIX hacia la creación de un enorme sistema hospitalario y de salud, bajo el paradigma científico positivista. Sería irresponsable e injusto menospreciar todo este arsenal de conocimiento y praxis en manos a menudo de médicos profesionales honestos. Métodos de diagnóstico, la cirugía, algunos fármacos eficaces y aparatos medicalizados, todo este equipo puede ser muy efectivo para la salud, sobre todo cuando aparecen enfermedades de urgencia como cardiovasculares, accidentes traumáticos, o problemas oftalmológicos.
Sin embargo junto a estos activos, sucede que la medicina positivista conlleva en su aplicación una serie de peligros e inconvenientes de los que podemos ser víctimas. Para empezar debido a los efectos adversos de los fármacos, a esto alude precisamente la foto del libro «Píldoras amargas» un manual del especialista Langbein sobre todos los problemas que causan todos los fármacos, y que fue best-seller en Alemania.
EFECTOS ADVERSOS MEDICAMENTOS
Por ejemplo, la toma a medio y largo plazo de antibióticos(Britapen) puede producir taquicardias, eccemas, disfunciones hepáticas y sobre todo si son ingeridos oralmente la destrucción de la flora intestinal (bacterias amigas) que conduce a semanas y meses de debilidad, pérdida de peso y energía. Los corticoides (cortisona) a medio y largo plazo pueden producir retenciones de líquidos, glaucoma, hipertensión, osteoporosis y shock de suprarrenales. Los ansiolíticos y tranquilizantes (Diazepan) en tomas frecuentes suelen producir confusión mental, pérdida de equilibrio y problemas respiratorios.
MÉTODOS DE DIAGNÓSTICO
Lo sorprendente es que también en los métodos de diagnóstico la medicina positivista muestra sus contradicciones. Las aparentes normales biopsias en caso de sospecha de tumores de mama suelen ser invasivas y torturadoras, cuando no podrían desencadenan la misma enfermedad. La exposición del paciente al TAC (Tomografia computarizada) con la radiación ionizante que esto comporta, puede dañar al AND humano(además el 50% de los TAcs son innecesarios). Toda radiografía convencional además conlleva un riesgo cuando se acumulan. Por ejemplo las radiografías del dentista conllevan el riesgo de dañar la tiroides, por eso es preceptivo por ley que cuando vamos al dentista exijamos el collar de plomo, todos los odontólogos deberían tenerlo. En otras países europeos cada persona tiene un carnet radiológico, en donde se anotan las radiografías y TACS, y nuevas exposiciones sólo a partir de que hayan transcurrido meses o años desde las últimas radiaciones. No vamos a entrar en detalles con el tratamiento actual agresivo del cáncer, de todos es conocido la pérdida de cabello, los vómitos y nauseas, sangrados y anemias que produce el cóctel de quimioterapia y la radiación, sobre todo si ésta última es nuclear. Tanto en las endoscopias (aparato digestivo) como en las colonoscopia (colón)los riesgos y el malestar son evidentes. En el primer caso existe el riesgo de sangrados en el momento de arrancar tejidos, y en el segundo son serios los efectos adversos de los analgésicos y tranquilizantes que se toman, ya que pueden producir durante días insomnio e hipertensión.
PRIMUM NON NOCERE
Tanto por sus terapias como por sus métodos de diagnóstico la medicina moderna ha hecho caso omiso del principio que instituyó Hipócrates «Primero no perjudicar». La medicina actual se ha deslizado sigilosamente hacia «perjudicaremos en principio para poder salvar». Pero una medicina tan invasiva y agresiva con el organismo humano, que debe ser administrada con gran cuidado y saber, abre la puerta a numerosas negligencias y dramas no deseados, por ejemplo en el cateterismo cardiovascular o las subclavias que mal manejadas desencadenan dramas definitivos. Por consiguiente todo paciente debe saber y ser consciente de los esplendores y miserias de este modelo médico, y debería saber también aunque no suele suceder, que otra forma de realizar terapias y diagnósticos también existen, en definitiva «otra forma de curarse es posible».
No podemos aquí extendernos, sólo mencionaremos que en Europa existen una serie de medicinas que cuando son contempladas en conjunción con la medicina oficial son llamadas «complementarias» y si son utilizadas como único recurso terapéutico «alternativas». La más antigua es la tradición de la Medicina Natural, ejercida por médicos titulados que luego realizan sus Masters en centros médicos orientados hacia la Naturopatía. Tienen dichos médicos congresos y revistas especializadas. En países como Alemania incluso clínicas en donde se tratan enfermedades muy graves y el cáncer. En Europa existe una fuerte y antigua tradición Homeopática, que como la tradición natural tiene sus congresos y revistas, así como sus farmacias. Desde que el médico alemán G. Hamer aportó datos y teorías científicas sobre el origen emocional de las dolencias, esta medicina emocional y biodescodificación han progresado notablemente y en la actualidad psicólogos y médicos que practican esta terapia se encuentran en muchas urbes. La Medicina Tradicional China se ha extendido con varias de sus técnicas por Europa y hoy en día en muchas provincias españolas se practica la acupuntura y sus terapias energéticas. Igual sucede con las terapias energéticas japonesas. La medicina Ayurvédica esta escasamente introducida en nuestro país, pero hay algunos centros en donde se tratan enfermedades crónicas con éxito, además del Yoga. Tampoco hay que olvidar a la medicina Antroposófica, que en sus terapias basadas en las tesis de R Steiner, utiliza básicamente preparados herbales y en sus diagnósticos cristalizaciones de la sangre.
Todas estas tradiciones presentan otros paradigmas médicos, tratando de entender la salud y la enfermedad no exclusivamente materialista, y aplicando terapias que respetan el principio hipocrático. A la medicina positivista le corresponde el mito de Procusto, aquel personaje heleno que obligaba a sus invitados a tenderse en un lecho estrecho y peligroso al que debía adaptarse. Así podemos entender la tradición médico actual, que es autista a los sufrimientos o efectos adversos que causan sus terapias.
Octavi Piulats Riu