La Q10, ¿el elixir que todo lo cura?La Q10, ¿el elixir que todo lo cura?La Q10, ¿el elixir que todo lo cura?La Q10, ¿el elixir que todo lo cura?
La coenzima Q10 también llamada ubiquinona lleva ya mucho tiempo con nosotros como para que no nos suene el nombre. En general la industria de belleza suele incorporar esta molécula en cremas antienvejecimiento. Sin embargo no es de este aspecto el que me interesa comentar en esta entrada sino su uso para mejorar nuestra salud. ¿Sabemos qué es y para qué sirve este elemento y cómo podemos introducirlo en nuestra vida diaria?
Dentro de la célula, la mitocondria es una especie de central nuclear de fisión, entran los nutrientes, se separan sus componentes y se sintetiza ATP que es una molécula muy pequeña que supone un combustible para las células. Es decir, para que las células funcionen necesitan de estas pequeñitas pilas llamadas ATP y producidas por las mitocondrias. La coenzima Q10 ayuda a proteger la membrana de la mitocondria para que no sufra daños y también ayuda en la síntesis del ATP. Sin Q10, no hay energía posible, no funciona la central nuclear.
Existen muchos suplementos de coenzima Q10 en el mercado, pero la Q10 la produce nuestro cuerpo de manera natural mediante la ingesta de alimentos que la contienen como el pescado azul, la carne roja o los frutos secos y por eso, su carencia puede deberse a problemas nutricionales, porque no se consuman suficientes alimentos que la contengan. También un déficit se puede deber a que con la edad la capacidad de síntesis de la coenzima Q10 se reduce o a que se ingieran medicamentos como las estatinas que inhiben su síntesis. Pero, en grado patológico, una carencia grave de coenzima Q10 ocurre con ciertas enfermedades mitocondriales de tipo genético, aunque estas enfermedades son extremadamente raras.
La coenzima Q10 se descubrió alrededor de mitad del siglo XX. Sobre el origen de su descubrimiento, os dejo abajo una dirección web de un blog que lo recoge con todo detalle. Si os interesa, podéis echarle un vistazo, es una información muy interesante y extremadamente detallada.
A partir de su descubrimiento comenzaron los estudios sobre dónde se encontraba la Q10 y con qué podía correlacionarse su déficit. Por ejemplo, existía carencia de Q10 en el tejido gingival de los pacientes con enfermedad periodontal o en los casos más graves de cardiomiopatías. La coenzima Q10 alivia significativamente los síntomas de la enfermedad periodontal mediante aplicación tópica, asimismo se usa en gotas oculares para mejorar las úlceras de las córneas y la función visual en caso de glaucoma.
Unos 70 años han pasado desde el descubrimiento de esta coenzima y la ciencia aún sigue teniendo interrogantes que resolver y efectos que descubrir. Entre los interrogantes más importantes se encuentran la forma de administración y el estado en el que resulta más biodisponible. ¿Es mejor administrarla oralmente, mediante inyección intramuscular o intravenosa, en solución acuosa o en lípidos, atraviesa la barrera hematoencefálica? A fecha de 2023 todavía se reconoce que no se sabe apenas nada de estas cuestiones. Muy mala suerte parece tener en el campo de las investigaciones científicas esta molécula que tan esencial resulta ser para la supervivencia celular.
Por ejemplo, existen discrepancias con las enfermedades neurodegenerativas. Estas enfermedades suelen derivarse de un serio daño oxidativo y la coenzima tiene un gran poder antioxidante pero, al mismo tiempo, con la edad disminuye la capacidad del cuerpo de sintetizar esta coenzima, así que la suplementación con Q10 puede ser un recurso interesante para intentar mejorar estas condiciones. El problema es que se sospecha que quizás las formulaciones elegidas no sean las correctas y por eso los resultados no han sido más relevantes hasta ahora. Serían necesarios muchos más estudios porque la Q10 parece que puede atravesar la barrera hematoencefálica en modelos animales y resultando un incremento de entre un 30% a un 40% en la corteza cerebral y también se ha observado la reducción de las pérdidas dopaminérgicas en caso de la enfermedad de Parkinson en estos modelos.
En otro orden de cosas los niveles en plasma de la Q10 en la depresión o en el trastorno bipolar son bajos. La suplementación con la coenzima parece aliviar los síntomas al igual que ocurre con otras enfermedades como la fibromialgia porque reduce no solo la oxidación sino también la respuesta inflamatoria del cuerpo. También se estudia su papel en otras enfermedades y condiciones como la esclerosis, la epilepsia, el ictus, etc. Incluso en trastornos endocrinos como ovarios poliquísticos o hipertiroidismo. Es decir, actualmente se están revisando los niveles de Q10 en prácticamente todas las enfermedades que conocemos puesto que todas implican órganos compuestos de células que contienen mitocondrias a las que ayuda la Q10.
Al tratarse de un elemento que actúa sobre el interior de todas las células, que las oxigena, que da energía al cuerpo mediante el ATP, que sirve como neuroprotector, sus funciones son muchísimas y por eso es muy controvertida. Ante todo esto qué podemos hacer. Pues quizás probar. La misma página de la prestigiosa clínica Mayo la recomienda para tratar problemas cardíacos y migrañas. Es un suplemento bastante seguro con pocos efectos secundarios e interacciones (parece que no es seguro tomarlo junto a algún anticoagulante). Así que, lo mejor es siempre bajo supervisión de algún profesional sanitario que controle todos estos aspectos.
Descargo de responsabilidad: Este artículo tiene propósitos investigadores generales, no se recomienda en absoluto la toma de ninguna sustancia sin antes consultar a un especialista de salud de su confianza. Hay que tener en cuenta que cada individuo puede tener reacciones diferentes al mismo producto por diversidad bioquímica. También pueden existir interacciones con medicación prescrita e, incluso, con otros alimentos.
Referencias:
https://www.mayoclinic.org/es/drugs-supplements-coenzyme-q10/art-20362602
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