Un proyecto constituyente debería contestar a estas cuestiones
Para qué
Intentar recuperar la soberanía para lograr el bien general
Los objetivos enumerados en el Preámbulo de la Constitución del 78 pueden valer en primera aproximación.
Porqué
Porque la C78 sirve al estado profundo y a lo largo de este tiempo se ha revelado incompatible con el progreso y permanencia de España como nación.
Mucha gente se pregunta, con todas las fechorías que están perpetrando, ¿cómo es posible que esto siga así y ninguna institución le ponga remedio?
En efecto, resulta preciso intentar distinguir los problemas de la defectuosa arquitectura constitucional de lo que sólo es resultado del mal desempeño de los gobernantes. Ambas cosas se retroalimentan. Los defectos constitucionales influyen en la recluta y promoción de lo peor y en la casi imposibilidad de corregirlo. Pero hay que entender que el Estado profundo establece sistemas constitucionales o se vale de sus defectos para mantener su propio poder de dominación promocionando a los “peores”.
El Estado profundo existe dentro de un sistema electoral formalmente democrático, ahora cada vez más vaciado de contenido o susceptible de manipulaciones fraudulentas. Se trata de una autoridad político-militar no elegida que se encuentra por encima de este sistema y que opera siguiendo a una ideología (la cual no depende de la victoria de tal o cual partido, en este caso PSOE o PP). Existe una sociedad oculta que reúne en su interior o influye a la cúpula financiero- político-mediático-militar. En todo caso existe alguna forma de comunicación y coordinación entre el Estado profundo y la plutocracia financiera y empresarial española e internacional.
El Estado profundo permanece en la sombra y emerge cuando existen contradicciones evidentes entre las normas formales de la democracia y el poder de este grupo superior. Entonces protege a los “suyos” e impide la disidencia, (Conde, Ciudadanos UPyD…).
El Estado profundo representa una forma de «totalitarismo oculto», que no solo rechaza la democracia y el multipartidismo reales, sino que gobierna y manipula los partidos a su conveniencia promoviendo un pensamiento único en consonancia con las consignas internacionales dominantes en el momento (invasiones, destrucción de la clase media y de la economía real, cambio climático, emergencias …) Le beneficia el turnismo bipartidista que es más fácil de controlar con una mera sustitución de actores.
El Estado profundo español no es independiente o autónomo sino que está incardinado y subordinado a los poderes internacionales. El Estado profundo en el reino de España se encuentra vinculado bajo relación de dependencia a ciertas instituciones internacionales, entre ellas la UE, la ONU, la OMS, el FMI y la OTAN. Así como a los grandes grupos transnacionales y tenedores de deuda soberana.
Quién
Podrá liderar el movimiento constituyente quien se encuentre en condiciones de combatir con éxito tal Estado profundo. Conviene ver qué pasa en EEUU, por ver si Trump es capaz de salir airoso de su aparente enfrentamiento con el de EEUU.
Sin embargo, hoy aquí no se conoce a ningún posible “Trump”.
JC1 pudo lograr la Ley de Reforma política en su momento de disolución del régimen anterior más que por méritos propios por su singular posición institucional y porque la condiciones históricas eran excepcionales.
Con el rey actual no cabe contar como hasta ahora se ha demostrado. En todo caso, mantener la Monarquía significaría volver a las andadas.
Cabe recordar que en una etapa anterior otro fuera del sistema “parecido” a Trump, Mario Conde, fracasaría más tarde con su Foro y supuestos intentos de renovar el régimen. Fue abandonado por el rey y el proceso abortado por el Estado profundo.
Nadie que pertenezca y opere en el sistema partitocrático parece en condiciones de poder hacerlo, pero en la historia de España nunca se sabe.
Otros recientes experimentos rupturistas como los de Milei en Argentina o Bukele en El Salvador aún tienen futuro incierto, y probablemente representa una renovación ideológico política más que un posible cambio constitucional enmarcado en un proceso constituyente.
Debe existir alguna forma de solidaridad internacional para que haya probabilidad de éxito.
Qué
El problema no es solo el cambio de un gobierno por otro, sino de todo el régimen. Hay que entender cual sería la preferible como forma política de gobierno, ¿monarquía o república?
Esto se debe poner en relación con la distribución en el territorio del poder político.
El sistema autonómico actual es una calamidad. Una monarquía federal como la que ahora “disfrutamos” ha demostrado ser un sistema inestable, insostenible, caro e incapaz de mantener la permanencia de España como nación. Era inevitable que se produjesen conflictos entre “soberanías” o la lamentable financiación del separatismo.
Desde un punto de vista técnico, en un sistema federal el poder ejecutivo, presidencial, no sirve la figura de un rey. Además, debe estar legitimado por la elección directa, no puede ser resultado del juego de mayorías parlamentarias. Y menos aún con partidos disolventes o separatistas.
Mi preferencia personal es una república unitaria presidencialista aunque con algún grado importante de descentralización administrativa, que no política.
La Monarquía por su propia naturaleza relega el mérito a la herncia y viene a ser una apología del nepotismo. En el caso de España desde el punto de vista histórico representa el sometimiento de la nación a los intereses ajenos de una dinastía extraña que no ha demostrado patriotismo ni dignidad ni ser merecedora de sus privilegios.
Aparte de la eficacia en el gobierno se trata de asegurar la separación de poderes:
Debe arbitrarse alguna forma de elección para los jueces que permita la posibilidad de cierta independencia del Poder judicial. Este asunto no está bien resuelto en ninguna constitución. La situación española es muy defectuosa.
Tanto por su desempeño histórico como por razones de técnica jurídica el llamado Tribunal constitucional debe desaparecer, asumiendo sus funciones el Supremo.
Los diputados no pueden estar sometidos a la disciplina de partido. Es preciso atender la rigidez o flexibilidad del reglamento de las Cortes.
La moción de censura para que suponga una alternativa real al mal gobierno no debe ser constructiva.
El sistema mayoritario pudiera ser preferible al proporcional, pero no está claro que siempre sea así.
También cabría investigar la conveniencia de una circunscripción única para toda España.
No está clara la utilidad del Senado, salvo en un sistema como el presidencial federal americano.
Cuándo
La situación va empeorando a pasos agigantados y pudiera llegar a una fase de no retorno. Por tanto resulta urgente actuar antes de que sea demasiado tarde. Si Trump consiguiese superar todas las trampas que el Estado profundo le opone pudiera ser una oportunidad para intentar revertir la situación con algún posible hipotético apoyo, o al menos no oposición, internacional.
Cómo
Para que tuviera éxito la actuación de cambio debiera ser rápida y contundente, quizás aprovechando algún cisne negro o factor desencadenante, lo que no es muy coherente con la naturaleza deliberativa de un proceso constituyente convencional.
Posiblemente sólo tendría posibilidad de éxito si se asocia a algún movimiento regenerativo patriótico internacional. Es más importante el papel de los grupos minoritarios concienciados que los de la masa amorfa o inconsciente. Sin embargo, una “democracia” sin demócratas ni gente preparada como la que hoy tenemos paradójicamente favorece el status quo.
Dónde
Visto lo visto hasta ahora, el sistema actual con su crisis institucional generalizada no permite su regeneración profunda desde dentro, por lo que debe ser superado. El problema no es solo de desempeño sino estructural. Es preciso recabar apoyo internacional.
Conclusión
Las posibilidades de reversión profunda del sistema constitucional español como las apuntadas en estas notas me parecen muy remotas salvo enmarcadas en un proceso “revolucionario” patriótico internacional más o menos generalizado, lo que tampoco cabe descartar que pueda producirse dada la gravedad de lo que está ocurriendo.