Van pasando los meses y los años, vamos a por el tercero, y a los disidentes/negacionistas la sociedad los sigue ignorando. Alzan la voz, pero nada, sus denuncias no llegan a ninguna parte.
– ¿Qué hacer para que nos oigan que no se haya hecho hasta el momento?, se están empezando a cuestionar.
-Política – responden algunos, que aun sabiendo el desencanto que les produce, ven en los Parlamentos una oportunidad para no olvidar a tanto muerto como ha habido, y a tanta familias arruinada por culpa de unas medidas sanitarias y políticas absurdas, y en muchos casos crueles. Y puede que tengan razón, visto que ni la proliferación de vídeos con denuncias en las redes ni las movilizaciones ciudadanas están dando resultados. El fin de semana pasado MM estuvo en las calles de Madrid en una manifestación que organizaba Terra SOS-tenible y que lideraba la activista Josefina Fraile, un mujer decidida, con carácter. ¿Quién los respaldó? Alrededor de 50 personas caminaron tras su pancarta contra el Foro de Davos y el Estado. Había más gente en la fila que iba a comprar la lotería de Doña Manolita, pocos calles más allá.
A estas alturas, los líderes más significados de la disidencia intuyen que sea la política o sea otra la fórmula a utilizar, si no se actúa, y rápido, quedará impune el atropello sufrido y los disidentes serán marginados definitivamente en la nueva sociedad que está mutando hacia una imparable era digital. Esa es la realidad, y que quienes manejan los tiempos de esa mutación han puesto fecha a todo este proceso: año 2030. También tienen un modelo: la Agenda 2030, diseñada en las entrañas de la ONU, una organización mundial que no pestañea mientras pisa el acelerador del futuro, importándole poco quien se queda atrás. Quienes controlan los hilos del nuevo orden mundial han diseñado hasta una guerra ruidosa para entretenernos mientras ellos preparan el nuevo escenario y siguen cometiendo desmanes, como el penúltimo, el de hacer desaparecer muertos en el MOMO y EUROMOMO. Miles de fallecidos estos dos últimos años ya no tienen ni derecho a formar parte de las estadísticas. Han desaparecido de la noche a la mañana ¿Cómo es posible que eso suceda? ¿Cómo es que nadie, salvo los disidentes, los de siempre, los conspiranóicos, lo denuncie? A través de las redes lo sabe medio planeta, pero el otro medio, el que manda y organiza, no quiere saberlo y ha decidido eliminarlo de los medios de comunicación tradicionales. Hace unos días los había, estaba ahí, constaban, pero hoy, de repente, no hay rastro ni lo ha habido de unos miles de muertos más entre los años 2021 y 2022. ¿Cómo va a haberlos si nadie consulta esa información y nadie escribe sobre ella, salvo los disidentes? ¿Por qué la han hecho desaparecer de esos organismos, los Momos?. Por otro lado, ¿no hay funcionarios honestos que denuncien estas tropelías, que informen quién y cómo lo han hecho? Sería bueno también saber qué está pasando en los demás países europeos, si en ellos los muertos también desaparecen, miles de ellos. O en Latinoamérica, EE-UU…. De ser cierta esta denuncia estaríamos ante la evidencia diáfana de la manipulación de las instituciones de numerosos países por la misma mano, por el mismo grupo. De ser cierto, demostraría que la democracia ya no existe, lo cual nos tememos pasa desde hace tiempo. Vamos, dicen algunos, hacia una dictadura disfrazada de Democracia.
Yo no diría tanto, pero sí que hay un control de las democracias. La supremacía del Dinero es cada día más evidente, cada día menos gente tiene más dinero y más gente es pobre. ¿Cómo proteger a las democracias del poder del Dinero? Desde luego, abandonándolas no, dejándolas al pairo tampoco, poniéndolas en manos de quien nos arruina y nos somete a experimentos masivos para ver cómo soportamos el miedo y cuantos caemos por repentinitis, tampoco.
Nadie lo tiene claro, pero quizás la oportunidad esté en actuar desde dentro, caballos de Troya, acudiendo a las elecciones y ganando cuantas concejalías se pueda de las más de 67.000 que hay en el país. En las últimas elecciones municipales votaron casi 23 millones y hubo más de 12 millones de abstenciones. Votaron en blanco más de 214.000. En 2019 había mucho descontento y aún hay más hoy. El último dato significativo es que se han echado a perder 14.000.000 de vacunas. La gente está harta. Han visto que la vacunación ha servido para poco, y han desistido de seguir vacunándose, se siente engañada y manipulada. El caldo de cultivo para poner todo patas arriba, para dar un vuelco a la situación política, está ahí, en el descontento de los ciudadanos. Si, hay una oportunidad para los disidentes. Pero ¿cuentan los disidentes con energía al menos para ir a votar, para levantarse de la siesta y bajar las escaleras y salir a la calle, y recorrer los metros que los separan de los colegios electorales, y esperar pacientemente en la fila tras coger las papeletas? ¿Y a qué candidato votarían? ¿A qué siglas? De eso hablaremos en el próximo capítulo.