Si no es litio, se puede emplear cadmio, u otro metal. En realidad, con voluntad se podrían fabricar baterías ligeras que moviesen un coche estándar durante miles de kilómetros sin recargar
JESÚS VILLORIA
La falacia de la energía es como la falacia del agua. No tenemos ningún problema con la energía. Todo cuanto existe es energía. Si generásemos electricidad con fusión nuclear, una tecnología que ya dominamos desde hace más de 40 años, el coste de generación anual para un hogar promedio sería de unos cuantos céntimos. Sólo habría que pagar el transporte, que también se puede mejorar empleando transformadores más eficientes para subir la tensión al orden de MV en lugar de los kV que empleamos ahora. ¿A quién no interesa eso? Sospecho que a los de siempre. Es absurdo que empleemos una máquina tan complicada y sucia como el motor de combustión para mover vehículos que pesan poco más de una tonelada. Cuando R. Diesel ideó su motor, lo hizo para grandes instalaciones o vehículos, como mover una fábrica entera o un gran barco. Nunca pensó que pudiese utilizarse para mover pequeños vehículos domésticos. Además, era consciente de que el motor de combustión es una tecnología insalubre por los humos tóxicos que genera, por lo que debía de emplearse en zonas bien ventiladas y alejadas de los núcleos de población. ¿A quién se le ocurrió la diabólica idea de poner miles de pequeños tubos de escape debajo de nuestras viviendas y narices mismas en nuestro vivir cotidiano? Me temo que a los de siempre. N. Tesla ya ideó el vehículo eléctrico hace 120 años, mucho antes de que se fabricase el primer utilitario comercial. Pero se encargaron de bloquear bien el proyecto. También es mentira que no haya litio suficiente en el planeta para fabricar las baterías que necesitamos para todos nuestros coches. Si no es litio, se puede emplear cadmio, u otro metal. En realidad, con voluntad se podrían fabricar baterías ligeras que moviesen un coche estándar durante miles de kilómetros sin recargar. Podríamos cambiar de batería aproximadamente dos o tres veces por año y no pensar siquiera en que el coche necesita repostar o recargarse. El coche eléctrico es una máquina sencilla; en realidad cualquier ingeniero industrial con unos pocos medios podría fabricarlo una vez se empezasen a producir en masa los componentes. Se acabaría el monopolio para los pocos fabricantes actuales. Habría coches clónicos, como los ordenadores. Y no habría que cambiarles el aceite cada pocos kilómetros, ni emplear refrigeración por agua. Muchos menos niveles y talleres. Los adelantos tecnológicos nos han hecho la vida más cómoda. Pero ésta es una verdad a medias. En realidad nos la podrían hacer infinitamente más cómoda de lo que es si simplemente se empleasen racionalmente y no en contra nuestra. La ciencia es un modo de estar en el mundo noble, abierto y humilde. Es la vía lenta para llegar a la verdad. Creo que es complementaria a la mística, que yo llamo la vía rápida. Pensad en da Vinci, Tesla, Einstein o Bohm. Pero también la actitud científica ha sido secuestrada y transformada en la religión del cientificismo. Es una forma muy eficaz de neutralizar su potencial.