Son muchas las historias de pacientes, que no teniendo bastante con preocuparse por sus vidas y la de los familiares que les rodean, deben luchar contra el sistema médico-sanitario-administrativo para defender sus derechos, ante indignantes tropelías y constante atropello de su derecho a la autonomía. Hemos de recordar que el paciente es soberano, por ello la declaración de córdoba de 2020 estableció como consideración básica de la relación médico paciente su empoderamiento, en desarrollo de las declaraciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), la Declaración de Ginebra de la AMM (1948), Helsinki (1964) y Lisboa (1981).
¿ Como puede reconocerse el derecho a morir dignamente, la eutanasia, la muerte decidida libremente por el individuo y al mismo tiempo negar en vida al paciente los recursos que le podrían salvar la vida o permitirle recuperarse dignamente? ¿ Acaso no es tortura médica negar obstinadamente terapias, tratamientos o sustancias que alivian el sufrimiento o pueden suponer una mejoría o alivio de sus padecimientos? Este es la indignante comportamiento de quienes impiden, obstaculizan, niegan, desacreditan terapias de reconocido prestigio seguridad y eficacia como la ozonoterapia.
El juramento hipocrático recogido en la declaración de Ginebra de 1948 está plenamente es vigor y es plenamente exigible a la profesión médica, pues constituye la base del ejercicio de la medicina, conforme al cual;
«COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA:
PROMETO SOLEMNEMENTE dedicar mi vida al servicio de la humanidad;
VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;
RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes;
VELAR con el máximo respeto por la vida humana;
EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;
NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;
HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor.»
La declaración de Córdoba de 2020 recuerda a los integrantes de la AMM que;
«La relación médico-paciente es una actividad moral que surge de la obligación del médico de aliviar el sufrimiento y respetar las creencias y la autonomía del paciente.
La relación médico-paciente es fundamental para la atención centrada en el paciente. Requiere que tanto el médico como el paciente sean participantes activos en el proceso de curación. Si bien la relación fomenta y apoya la colaboración en la atención médica, los pacientes competentes toman las decisiones que dirigen su atención.
La relación puede ser terminada por cualquiera de las partes. El médico debe ayudar al paciente a asegurar la transferencia de la atención y derivar al paciente a otro médico con la capacidad necesaria para continuar la atención.
La relación nunca debe estar sujeta a interferencias administrativas, económicas o políticas.»
Por dichas consideraciones la AMM y sus miembros constituyentes:
«1. Reafirrman que la autonomía profesional y la independencia clínica son componentes esenciales de la atención médica de alta calidad y profesionalismo médico, que protegen el derecho de los pacientes a recibir la atención médica que necesitan.
2. Instan a todos los agentes implicados en la relación médico-paciente, (gobiernos y autoridades de salud, asociaciones médicas, médicos y pacientes) a defender, proteger y fortalecer esta relación médico-paciente, en base a una atención de alta calidad, como un patrimonio científico, sanitario, cultural y social.
3. Piden a los miembros constituyentes y a los médicos que defiendan este modelo de relación como núcleo fundamental de todo acto médico centrado en la persona, que defiendan la profesión médica y sus valores éticos, incluida la compasión, competencia, respeto mutuo y autonomía profesional y apoyar la atención centrada en el paciente.
4. Reafirrman su oposición a la interferencia gubernamental, de otros agentes y administraciones institucionales en la práctica de la medicina y en la relación médico-paciente.
5. Reafirrman su dedicación a proporcionar un servicio médico competente con total independencia profesional y moral, con compasión y respeto por la dignidad humana.
6. Se comprometen a abordar los factores emergentes que podrían representar una amenaza para la relación médico-paciente y tomar medidas para mitigar esos factores.
Por ello la falta de respeto a las decisiones del paciente en el ámbito de su autonomía podrían considerarse como un trato inhumano y degradante, contrario al principio de la consideración de la relación médico-paciente como modelo de relación humana , hasta el punto de someter a tortura física y psicológica al paciente que solicita el alivio de su sufrimiento con terapias y tratamientos existentes y que le son negados reiteradamente. Padeciendo por tanto tortura el que fuere sometido a condiciones o procedimientos que por su naturaleza, duración u otras circunstancias, le supongan sufrimientos físicos o mentales, la supresión o disminución de sus facultades de conocimiento, discernimiento o decisión o que, de cualquier otro modo, atenten contra su integridad moral.
Hola,que bien poder avanzar paso a paso en el nuevo camino a la libertat.Tenemos las leyes que nos permiten rebelarnos amorosamente y como con cada abrazo carnal clandestino se despierta la consciencia individual cada dia que pasa somos mas los que las utilizamos;entiendo que el crimen de lesa humanidad que suftimos es posible por la alienacion colectiva sumisa al psicopata gobernante.