Motivar la motivación personal es un ejercicio de masticación intelectual solo apto para los muy entregados a una causa. Roer los propios prejuicios es duro y cobra sentido en el ejercicio. Lo que decía mi abuela del asunto de los políticos: «donde hay queso hay ratones». Dicen que las estimaciones de voto para unos y para otros suben o bajan y ocurre como con la Bolsa y los economistas: a toro pasado te cuentan las vicisitudes del envite bancario de subida o bajada, pero para cortos y largos sus predicciones raramente se cumplen. Serían muy ricos si esa aturdida ciencia tuviera un índice medio elevado de aciertos. Lo mismo ocurre con las encuestas, donde los politólogos sacan petróleo para dar material rumiante en las tertulias donde pontifican desde un tipo de sabiduría sospechosísima ideológicamente y por lo general indisimuladamente apesebrada. Estamos apañados entre el CIS y el ¡zas!, que son todos los demás y su pertinente meneo manipulatorio. Sus barómetros responden a no se sabe bien qué oscuras intenciones, dedicadas a mortificar nuestros instintos de mandar a tomar por donde amargan los pepinos a esta patulea de vividores que, a costa de los partidos, hacen caja, despelotando nuestras maltrechas y confundidas intenciones en un –trágalatrágala-, como el de aquella cancioncilla con la que los liberales se mofaban de los absolutistas tras el pronunciamiento de Riego. Como curiosidad, Manolo Escobar nos desalentó con las otras coplas del Trágala Perro, rememorando suspiros de la guerra de la independencia española contra el ejército de Napoleón y como su Pepino nos sentimos trileados. Para quien no lo recuerde, aquí lo pueden disfrutar https://youtu.be/ZLRbgeNqBPg . Un racial prodigio a caballo que anticipaba ese inquietante «¿quién ganará?» antes de que se consumasen las primeras elecciones en nuestro franquista país con ganas de cambio. Y ahora las izquierdas, muy suyas y muy muy muy cultas, entonan la original vieja Trágala que dice en una de sus estrofas:
Por los serviles
no hubiera Unión
ni si pudieran
Constitución.
pero es preciso
roan el hueso.
y el liberal
les dirá eso:
Trágala, trágala
Trágala, trágala
Trágala, trágala
Trágala, perro.
Las derechas anticonstitucionalistas, menos aficionadas a canticos ardorosamente reivindicativos de campañas liberadoras popularistas, responden tarareando, desafinando brazo en alto, aquella peligrosa tontuna de “LA CACHUCHA» de los realistas que reza así de cursi y cruel:
Pitita, bonita,
con el pío, pío, pon;
¡Viva Fernando
y la inquisición!
Que muera quemado
pide la Nación;
muera Riego y pague
toda su traición…
y tú gran monarca
con tu corazón
benigno, no indultes
a tal vil traidor..
He dicho tontuna y creo que lo he dicho –malamente sí, sí, malamente tran tran– . Recordemos que a Riego lo fusilaron con los ecos apagados del Trágala por atrás de la madrileña plaza de la Cebada y, el magnánimo rey abolió la Constitución envuelta en su fallido estribillo:
Trágala, trágala
vil servilón
tú que no quieres
Constitución.
Pues eso. (Resumiendo que es gerundio). Que nos menean el árbol de las ideas con sus numeritos musicales convenientemente torturados, contando y berreando por lo bajini lo que quieren gorjear y corear con musiquitas pegajosas, dándonos espacios donde la picadora nos convierta en despistadas albóndigas mal cocinadas. «Cómo acariciar un voto sin guantes y sin cifras marchitas» será un sonado best seller, si alguno de los airados contendientes tiene el valor de publicarlo higiénicamente a ritmo de trap bien tuneado y repetido machaconamente hasta la saciedad por los medios. Mientras, y de momento, con el miedo a esta peligrosa servil ultraderecha ultratramontana que pide al PP lo suyo por legítimo derecho, haciendo falsos “oídos sordos” que se entregan a sus cantos de sirena usurera, con mi hondo pesar a ritmo de bolerobachatero y dando palmas sordas para acompañar al cante quejicoso de esta democrática fiesta en la que, a día de hoy, VOX ya lleva capturadas o secuestradas 160 concejalías. Trágala Trágala Trágala Trágala Trágala Trágala…perro.