
Los incendios forestales extremos están arrasando en el planeta, debido al aumento de las emisiones de CO2, por mucho que los más papanatas negacionistas se empeñen en intentar hacernos mirar para otro lado y apuntarnos con ese gesto al Movimiento Universal de la ldiocia. En un círculo vicioso de retroalimentación, el CO2, que aportan los siniestros fuegos que arden sin tino ni remedio, contribuye con entusiasmo al propio calentamiento a largo plazo del planeta y procura, con su inestimable ayuda, que los incendios sean más probables. Canadá, California, Grecia, Australia, Hawai, Canarias… En un mundo cercado por las llamas, nos acercamos a dejar de herencia a nuestros nietos una caliente era del fuego mucho más bestia que cualquiera de las cinco edades de la tierra: “LA ERA PIROZOICA”. Una era mucho más devoradora que cualquiera de las edades y, lo que es peor, más previsible de facto que cualquiera de las sucedidas. Y lo mismo pasa en nuestra contaminada “polírica” nacional sobrecalentada, (que es con r en vez de t por lo Rancio), asfixiada por los humos y sobrecalentamientos intencionados de los conspirativos, pretenden trasladarnos la idea de que la agenda 2030 nos hará transexuales y nos volverá negros como el carbón en la depuración final de razas. Gentes que, ajenas a la cruda y evidente realidad, nos martillean desde un argumentario propio del kakapo, ese loro tan tonto que ni siquiera aprende a volar. En sus fobias dan cerilla a todo lo que pueda ser solidario o simplemente caritativo, invocando sus ardientes mierdas de bomberos pirómanos. Lo peor de este envite es que no hay remedio para ese traza de incendios porque se están agostando los humedales de la razón, y estos bárbaros del pensamiento caminan incorregibles sobre la sequía de los humedales con la misma parsimonia, el mismo descaro y la misma comprometida ilegitimidad que los regantes de fresas y tomates del martirizado Doñana.
Triste país de calores, de acaloramientos y de energúmenos candentes sin conciencia y sin moral social de ningún género. Triste pais de analfabetos, manejados y sumisos a unas filosofías más quemadas que el invocado palo del churrero. Algún día, cuando no tengan ni cubitos para el cubata, pondrán de moda las infusiones de agua sucia- en calcetín sudado-, para deleite de los quemaditos crónicos. Esta patulea no pone límites a la burrería que aplaude con las orejas a los memos de corazón caliente, inflamados de patadas en el culo y ardorosos reglazos propinados en las uñas. Ellos, si los dejamos, nos llevarán en volandas a su deseado PIROZOICO. Son asi se repugnantes en su soberbia estulticia ahíta de desconocimiento.
0 Comentarios