Hoy 3 de junio es el dia internacional del sumiller. Agostamiento en mi taller. El canto de un sumiller errante. El Indiano.
Todo toca su fin como el ciclo de la vid y de la vida, me parece que fue ayer cuando juntos comenzamos en nuestro taller, donde tú me dijiste al presentarte como te llamabas. Aún recuerdo aquella que dijo con total seguridad yo me llamo Tempranillo según donde esté, la otra que se llamaba Bobal, tambien de Dña. Cariñena, de Albillo, de Aíren, de Garnacha Tinta, y de un montón de chicas más. Incluso, me acuerdo de como se presento Godello después de hablarnos de Monterey, de Albariño y del Sr. Graciano, por supuesto de Listan Negró y de Macabeo, quiero que tod@s sepan que aunque seamos tant@ s y tan diferentes, tod@s lograran macerar en mi interior para sacar de cada uno de vosotr@s lo mejor de si, porque la vida sin colores ni aromas que extraña vida sería.
Pensando en la pureza de nuestra infancia hablamos de nuestros lloros trás los primeros rayos de sol al despuntar la primavera, del grito que como una alarma pone en pie el principio de cada vida, de cada curso, de cada taller, de cada vid.
Un desborre nos mostró las yemas de nuestros brotes y comenzamos a crecer juntos y a conocernos, de todo cuanto éramos y poseíamos. También me acuerdo de nuestra floración y de todos aquellos que no llegaron al cuajado, y fue así como juntos comenzamos a crecer, cada uno como un racimo con sus propias peculiaridades y razones, en vaso o como pie franco, emparrados u otros como yo fruto de un injerto pero creciendo en espaldera. Como la mayoría de vosotr@s entre podas y asoleos, y durante el camino fuimos descubriendo nuestros frutos y también nuestro envero, hablamos de la pruina blanquecina que protegía nuestra intimidad, de como la tintorera era la única entre nosotr@s que no tenía el alma blanca y trasparentes como los demás, en fin, de la necesidad de podarnos, de arrancarnos y alejarnos de los chupones y de como nuestras raíces se expanden por más de cuarenta metros si tiene sed.
Una vez llegados a este punto y alcanzada la madurez de nuestras vidas y del conocimiento, nos practicamos vendimias nocturnas y manuales con extrema delicadeza, alejando de nosotr@s una fermentación anticipada, soñando siempre con ser un mosto de yema o flor que te haga sentir realmente la pureza de lo que somos. Pero la vida es como una industria imparable, una vez que has caído en el tornillo sin fin de la tolva viene la despalilladora y después la estrujadora donde lo daremos todo, todo, todo, nada quedara ya para nosotr@s, porque hemos logrado arrancar como levaduras que fermentan nuestra esencia en una cuba repleta o en un depósito tan frío como el acero, donde cada un@ argumentara sus por que, allí dejaremos en pocas horas o días según nuestro destino toda nuestra esencia, mientras en los campos por donde corríamos peinados por el aire libre, una desolación presentarán nuestros sarmientos ya sin hojas, y un hombre de tez cansada sentenciara ante toda la realidad que se ha impuesto el agostamiento.
Rigoberto Carceller, sumiller.
PD: Y, ¿qué es el agostamiento de la vid?*
Al igual que nosotros, la naturaleza necesita su tiempo de ralentización o parada vegetativa, para tomar fuerzas y resurgir con más vitalidad en lo que será su próxima cosecha.
El agostamiento es un camino hacia la fase latente invernal (parada vegetativa). El pámpano pasa de ser un brote herbáceo a ser un órgano leñoso llamado sarmiento.
RIGOBERTO CARCELLER