Hay pocos, escasos laboratorios humanos donde se esté aplicando o se haya aplicado el dióxido de cloro con el beneplácito de las autoridades. Y con éxito. La ciudad de Campeche es uno. Está en México, en el estado del mismo nombre. Allí su alcalde, Eliseo Fernández Montúfar pidió al doctor José Luis Góngora, que “salvara a la población”. “El alcalde sabía lo que hacía el CDS”, señala el doctor Góngora, quien se brinda a contarnos lo que pasó y está pasando en Campeche. Había mucho dolor y muerte en las calles de Campeche cuando empezaron a darle a la población el CDS, siempre con consentimiento firmado.
ENTREVISTA EN VÍDEO
La primera oleada nos llegó en mayo/junio del año pasado, que fue cuando inicié la aplicación del dióxido de cloro, con el permiso del alcalde de Campeche, Eliseo Fernández, quien ha sido muy abierto y flexible a la utilización del dióxido de cloro. Me inicié con pacientes míos y trabajadores del municipio. Fuimos evolucionando y había días que teníamos 30 pacientes diarios. Fue una época intensa en la que terminé por atender a 454 pacientes, más sus familias.
Vivimos las mismas escenas que se vivieron en Italia, España, Estados Unidos… Los hospitales estaban desbordados, me llegaban pacientes que eran rechazados por los hospitales públicos, gente desesperada buscando la posibilidad de salvarse. Recorrimos las calles atendiendo a las personas. Fueron días y noches aterradoras utilizando el dióxido de cloro más los tratamientos médicos como elemento curativo.
Mi esposa es médico, tiene 5 especialidades, trabajamos en conjunto y empezamos a utilizar con el dióxido de cloro conforme a las indicaciones de Andreas Kalcker. Uno tiene que tomar decisiones y la mía fue arriesgarlo todo. Porque las autoridades sanitarias, aún ahora, no aceptan el uso del dióxido de cloro como un elemento de curación o un arma defensiva contra el COVID.
El dióxido de cloro lo producimos en casa con la técnica de Andreas Kalcker, la que la COMUSAV maneja. Posteriormente adquirimos un equipo austríaco para generar dióxido de cloro por hidroelectrólisis. La electrólisis produce 99,99% y no se usa ya el ácido clorhídrico, solo el clorito de sodio.
Hubo muchas barreras que romper con la aparición del SARSCOV-2 y el dióxido de cloro y una de estas fue la incredulidad médica respecto al dióxido de cloro. Cuando comienzan a darse resultados, y tengo testimonios agradeciendo lo que ocurrió, cuando tuve los primeros 19 resultados fue cuando muchos médicos empezaron a meterse en el dióxido de cloro. Aún ahora lo usan, también para otras opciones terapéuticas. El dióxido de cloro se abrió paso salvando muchas vidas.
De las 454 personas atendidas hubo 7 fallecidas y de estas, 3 llegaron con saturaciones de 60, y menos. No pude salvarlas. Las otras, pese al dióxido de cloro, tampoco pude salvarlas. Es decir, el dióxido de cloro tiene limitaciones. Funciona en un 95-97%. Un 85-87% llegaron en las fases 1 y 2, fases iniciales de coronavirus. En la fase 1 suelen haber leves síntomas, y en la fase 2 hay tos y empieza a haber fiebre. Los que estaban en fases 3 y 4, con una saturación del 80-85%, muchos de ellos fueron rescatados, incluso los que estaban a punto de ser intubados. Los pacientes que fallecieron no solamente llegaron a a las fases 3 o 4 sino que además llegaron con morbilidades que las acompañaban: diabéticos, hipertensos, fumadores crónicos o pacientes que habían tenido daños crónicos en su organismo.
Campeche se había mantenido hasta hace una semana en semáforo verde. Tenemos un poco más de mil muertes y más de 800 contagios. Pero somos muchos los médicos que reconocemos, no de manera oficial, que el dióxido de cloro ayudó al aplanamiento de la curva epidemiológica. Somos una especie de laboratorio no reconocido, pero mucha gente lo usó.
Durante la pandemia llegó gente aquí de Chiapas, Yucatán y hasta de Veracruz, es decir, fue muy importante el dióxido de cloro en los momentos álgidos de la pandemia.
Hemos pasado de semáforo verde a amarillo. Es decir, retrocedimos. No podemos decir que sea porque se ha dejado de tomar dióxido de cloro, porque al no ser legal no tenemos medidas de control, pero sí ha pasado que ha habido un relajamiento de la población, la gente va más al cine, continuamente está en fiestas, etc. Tan es así que aquí en Campeche se suspendieron las clases presenciales que ya habían empezado a ocurrir. Y esto fue porque hubo dos contagios de dos maestras en sus escuelas.
El alcalde de Campeche es entusiasta del dióxido de cloro y me dijo que se lo diera a la gente. Simplemente dijo: “Hay que salvarla”, y yo me dediqué a eso. Él había visto los resultados que había con el CDS
Eliseo Fernández Montúfar está trabajando para ser gobernador. En semana y media sabremos si esto pasa de ser un programa municipal a ser estatal. Si Eliseo es gobernador lo más probable es que continúe y de manera muy seria.
Producir dióxido de cloro cuesta 51 pesos (alrededor de 20 €). Con ellos se producen 9 litros. La atención de pacientes con coronavirus es extremadamente cara. Se calcula entre 1,5 y 3 millones de pesos, en pacientes de hospitales. ¿Dígame usted si a las grandes potencias farmacéuticas les puede convenir algo que por 51 pesos puede prevenir la enfermedad? Entonces el apocalipsis, la hecatombe es económica también. Van a hacer lo imposible para que este medicamento o sustancia no se abra paso al mundo.