Es médico de familia y lleva varias décadas ejerciendo. Siempre por la izquierda, ha ejercido de política y de sindicalista abertzale. Esto le ha enseñado a ser prudente. Matilde Iturralde ha asistido a no pocas batallas, ninguna, probablemente, más feroz que la que venimos padeciendo desde diciembre del año 20 del presente siglo. Iturralde con ese titular abre la espita de un conducto que podría llevarnos a cualquier sitio inconveniente. ¿Eran medicamentos aprobados o también experimentales? ¿Se informó a los pacientes de lo que estaban tomando? Recordemos que las mismas vacunas están aprobadas como medicamentos experimentales? Interesante entrevista la mantenida por nuestra amiga y colaboradora Marcela Caldumbide con la hoy médica rural Matilde Iturralde.
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CLAVES DE LA ENTREVISTA
La gestión de la pandemia ha sido muy poco respetuosa con las personas, con los que trabajamos y a los que tenemos que dedicarnos. “Se ha utilizado el autoritarismo para imponer medidas algunas sin sentido”.
A nivel profesional me he sentido con el pie cambiado todo el tiempo. Sentí que mis pacientes enfermaban por miedo más que por otra cosa.
Tengo ahora más consciencia de que mi profesión está atravesada por intereses espurios que no responden al bien de las personas
Con las primeras medidas sanitarias el 80 por ciento de las consultas eran telefónicas y el otro 20 por ciento eran consultas relacionadas con COVID. Desapareció la asistencia presencial.
Hay sectores en la sociedad que estamos desprotegidos. Se necesita el sistema público para poder atender las necesidades básicas de las personas mayores, muchos niños con pocos medios, las personas de la exclusión, las personas migrantes… A todas ellas el sistema las ha abandonado durante meses y meses.
No se han hecho trabajos exhaustivos para saber si las personas morían de COVID o por otras enfermedades. A día de hoy seguimos sin saber qué porcentaje de personas ha fallecido por el COVID y cuantas por el colapso del sistema sanitario.
Al incio de la pandemia se percibía que la gente moría por una crisis respiratoria aguda muy rápida e incontrolable. Luego se descubrió que había pequeños trombos que se dispersaban por los pulmones y producían una bajada del oxígeno, pero al comienzo de la pandemia se ensayaron muchísimos medicamentos que no sabemos hasta qué punto no han sido parte de la causa de los fallecimientos.
La vacuna del COVID, tenemos evidencia de que no produce inmunidad, lo que facilita es que una persona vacunada tiene la posibilidad de que durante 6 meses pasa esa enfermedad de una manera leve y que contagie de una manera leve esa enfermedad. Habría que repetir durante 6 meses esa misma vacuna para tener ese tipo de inmunidad, que no es tal, es un aumento de las defensas.
La inmunidad natural es mucho más permanente porque es tu propio organismo el que genera las defensas necesarias para el COVID, es más eficaz, pero habrá que valorar el riesgo y el beneficio.
En el caso de la infancia hay evidencia – en otros países del mundo donde se ha llevado a cabo la vacunación de casi el 95 por ciento de los niños -, de que pasan un COVID muy leve, no produce ninguna patología aguda y les da una inmunidad natural que es perdurable. El porcentaje de niños que se evita el ingreso hospitalario por efectos secundarios de la vacuna es menor; es decir, da más riesgo que beneficio en una edad determinada.
Las variantes se van modificando en función de la capacidad que tiene de entrar en la célula el virus en cada organismo, y con el tiempo trata de hacerlo de otra manera.
En el Reino Unido se ha visto que la vacunación ha propiciado que se desarrollara con más velocidad la variante Delta Plus, la última aparecida, y con más virulencia en las personas vacunadas.
Seguimos viendo que existen efectos secundarios muy severos en las vacunas y seguimos intentando racionalizar las necesidades, los beneficios y los riesgos.
Las restricciones se han ido eliminando no en función de las necesidades de los seres humanos sino en función de las necesidades del sistema económico. En los hospitales de aquí ha habido un descenso de ingresos y los que ingresan lo hacen muy pocos días. Lo que no sabemos es qué proporción de personas dan unas pruebas diagnósticas positivas de COVID y necesitan ingreso. Pero la administración no da la estadística,
Cuando entraba en la página del sistema de Salud vasco iba viendo que iban cambiando los parámetros. Es como si un mes se utilizara el metro, al siguiente la pulgada y un mes después el pie. A día de hoy seguimos igual.
Tienes absolutamente derecho a la confidencialidad en temas de salud. Mi discurso diario en mi centro de trabajo y con mis pacientes es que los datos sanitarios son absolutamente confidenciales. Ni en sus puestos de trabajo, ni en la escuela, ni en la sociedad, ni en el bar, en ningún sitio nadie tiene derecho a preguntarte si estás o no vacunado. Eso se logró en el caso del SIDA, pero ahora parece que todo el mundo puede exigir al de al lado conocer cuál es su estado vacunal.
HONTZA es un observatorio que quiere hacer un informe formal de las situaciones que se han ido dando y ser un buzón de quejas y preocupaciones de la ciudadanía que sirva luego para formular demandas o solicitudes y que se modifique esa vulneración de derechos.
En medio de la pandemia lo que se planteó era que el bien común era superior al bien particular y al derecho individual de cada ser humano. Y desde HONTZA estamos intentando explicar que no es así. Los derechos humanos son inalienables, cada persona en un momento dado puede renunciar a sus derechos, pero nadie nos puede imponer esa renuncia. Y ahora con menos restricciones las personas siguen sintiéndose que actúan bajo permiso. Me dejan ir a los bares, no usar mascarilla en un lugar…, pero asumimos que no nos dejan hacer otras. Y es a infantilización de las personas está rayando en el autoritarismo
El miedo que se nos inculcó a los profesionales de la Sanidad también penetró en el profesorado de las escuelas y está costando muchísimo desmontarlo porque el propio sistema lo sigue empujando. No podemos seguir trabajando con seres humanos condicionándoles de esa manera. Aunque tengan 6 años.