“Según fue publicado, la proteína spike es tóxica, causa daños vasculares en la capa interna de los vasos sanguíneos y una inflamación aguda. Cuando se injerta en la vena de los ratones se ven los daños causados en los pulmones y riñones”
«No existe la investigación porque es difícil publicar. Las mejores revistas científicas están cobrando 10 u 11.000 dólares para publicar. Esto está bloqueando la divulgación de la información»
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CLAVES DE LA ENTREVISTA
Por primera vez en Medicina se decidió que no se podía investigar una enfermedad que tampoco tenía un tratamiento específico, lo que es absurdo. Para conocer una enfermedad es necesario mirar los órganos y hacer el examen histopatológico en el microscopio, con detalle. Pero con la COVID todo cambió, también el concepto de cómo se hacen investigaciones clínicas, primero con animales, las tres fases, el registro en la agencia reguladora sanitaria y la aplicación en masa después de la fase 3.
Con la COVID se inventaron con dos publicaciones, Nature y New England Journal of Medecine, la historia del paradigma pandémico que venía a decir que era posible juntar las 3 fases y sacar conclusiones sin que una de las fases hubiera terminado.
La prohibición de las autopsias fue muy oportuna porque si se supiera lo que pasaba en los cuerpos muertos entonces lo que estaba diciendo la prensa podría ser contestado.
La explicación oficial para prohibirlas es que podía haber un riesgo para los profesionales que estaban haciendo las autopsias
Los equipos para investigar a los muertos por COVID deberían tener más protección, pero al margen de esto parece que desde la OMS se quería evitar que las personas conocieran lo que pasaba con la COVID. Porque cuando se empezaron a hacer autopsias vieron la cantidad de fenómenos trombóticos que había, lo que pasaba en el cerebro, el corazón, riñones. Lo que se aprendió con las autopsias podía ser aplicado en los tratamientos clínicos, así que la narrativa de que no había tratamiento para la COVID empezó a caer.
Todas las publicaciones científicas se resisten a publicar. Ahora hay algunas que hablan de la fisiopatología de la COVID y de los daños de los efectos adversos de las vacunas. Pero uno de los puntos más importantes para cerrar el diagnóstico son las autopsias.
Hoy, si buscas la literatura médica, hay poco relacionado con las autopsias de COVID y de los daños de los efectos adversos de las vacunas. Porque si publicas, muchos profesionales de la salud van a empezar a pensar que no se dice lo mismo que las autoridades están diciendo.
No existe la investigación porque no se consigue publicar. Las mejores revistas científicas están cobrando 10 u 11.000 dólares para publicar. Esto está bloqueando la divulgación de la información.
En estudios en animales registrados en la Agencia Europea del Medicamento en febrero de 2021 ya se sabía que con la Pfizer el 10 por ciento de los hijos de las ratas presentaron malformaciones. Esas malformaciones deberían ser investigadas. Presentaron problemas en las mandíbulas, la boca, cervicales, vértebras, lumbares, la arteria aorta, que normalmente estaba para el lado izquierdo estaba para el lado derecho, y presentaron un problema de apertura de la pared abdominal con exteriorización de los intestinos, que es una enfermedad llamada gastrosquisis y también sucede en bebés humanos.
En Brasil tenemos 3 sistemas para recoger los problemas que causan las vacunas contra COVID. En uno ya tenemos 45 notificaciones de malformaciones congénitas que no sabemos lo que son. Deberíamos investigar. Son embarazos que fueron interrumpidos por una malformación congénita. Pero no hay transparencia.
En los contratos con las farmacéuticas que tenemos acá, en Brasil, en caso de denuncias está garantizado que el pago de los abogados, por ejemplo de Pfizer, los va a asumir el gobierno brasileño.
¿Cómo se puede aceptar que se va a injertar un producto nuevo, experimental, que tiene nanopartículas lipídicas, que no tiene autorización para hacerlo en seres humanos, que es parte de la fórmula de una patente y que no se puede estudiar, ni pedir análisis?. Esto está pasando en todos los países.
La trombosis causadas por estos medicamentos experimentales puede estar en el cerebro, los riñones, el corazón, hay reportes de necrosis tubular aguda en los riñones que causa una insuficiencia renal.
Un punto muy estudiado es la parte de la inflamación aguda sistémica difusa. Eso combinado con fenómenos metabólicos, inmunológicos, vasculares…
Todo este programa de vacunación en masa es en mi opinión un crimen porque son productos experimentales que tienen componentes desconocidos. La enfermedad COVID puede ser perfectamente manejada con medicamentos ya conocidos, mientras que el beneficio que se dice que hay con las vacunas cada día se va sabiendo que no lo hay.
No hubo estudios que eran necesarios para la aplicación de estos productos experimentales en niños y embarazadas.
Tenemos, en Brasil, Médicos por la Vida, en el que yo participo como coordinadora, y estamos divulgando los tratamientos disponibles para tratar los efectos adversos. Actuamos con telemedicina para evitar que se vaya a los hospitales, donde se entuba a los enfermos que se mandan a casa cuando aparece la enfermedad, en lugar de tratarlos precozmente.
Nosotros tratamos precozmente a los pacientes y no esperamos a que las personas empeoren que es lo que pasaba con la política aplicada por el ex ministro de salud.
Se sabe que la proteína spike es tóxica, ya está publicado. Al injertar la proteína spyke en la vena de los ratones se ven los daños pulmonares, principalmente, y también en los riñones, pero eso es en la enfermedad COVID. Con las vacunas lo que hay es una terapia génica en su mayoría.
El problema de la proteína spyke es que es sintética, quimérica, que es manipulada y modificada en laboratorio, pero además de la proteína spyke, que es tóxica y que va a causar una serie de daños vasculares principalmente en la capa interna de los vasos sanguíneos, el endoteliio vascular, tenemos también una inflamación aguda, muy alta. Y también tenemos otros productos como polisorbato 80, una sustancia conservante que está en la Astrazeneca y Janssen, tenemos los vectores virales, las nanopartículas de grasa. Tenemos muchas personas que combinaron productos diferentes.
Se necesita parar inmediatamente la inoculación de esos productos porque ya se sabe que no hicieron lo que prometieron.
En Brasil tenemos 170 millones de una población de 215 en total inoculados con esos productos experimentales. No sabemos exactamente lo que va a pasar con esas personas. Tenemos que pensar tratamientos para los daños que sabemos que ocurren porque los efectos además son acumulativos. Tomas una dosis, dos, tres, cuatro, cinco, es más difícil tratarlos con más dosis, y más cuando se mezclan productos que pueden reaccionar y provocar otros mecanismos inmunológicos.
Hay 70.000 notificaciones de muertos y 1.400.000 de personas con efectos adversos en el mundo, juntando el sistema VAERS, de Estados Unidos, el sistema EudraVigilance, de la Unión Europea, y el sistema Yelow Card de Reino Unido.
Estamos mirando ahora todas las notificaciones de abortos, células fetales, problemas en el embarazo. Es un número que asusta. Problemas de infertilidad, alteraciones del ciclo menstrual. Deben ser estudiadas…