La calle en llamas, médicos en huelga, dimisiones en cadena de cargos sanitarios, una Ayuso que se suelta el pelo farfullando que esa masiva manifestación madrileña del medio millón cabreado “no fue por la Sanidad pública sino para buscar un liderazgo de ultraizquierda”. Un bobo olímpico llamado Pedro Muñoz que corrobora y amplifica la engañosa estupidez de la IDA balbuceando, con cara de cemento armado, con gruñido de mandril amaestrado y con sus santos melonazos podridos, que fue un fracaso el masivo clamor de la calle. Pero ¿qué coños nos pasa a las gentes normales y corrientes con estas bestias pardas que insultan con aplomo y perseverancia nuestra inteligencia? Un PP que llega a mandar en la capital por un alarde de corrupción flagrante (Tamayazo), y que no le hace ningún asco a cualquier tipo de corrupción y engaño esclarecidos por los jueces; que financia ilegalmente sus campañas y paga su multa correspondiente sin despeinarse; que compra con dineros de oscuras procedencias medios y voluntades afines a su torticera estampa de manguirulos, y que se aúpa en los votos de quienes , despistados o adormecidos, votan a sus verdugos, nos sigue llamando babosos memos incorregibles a la cara desde ya hace 30 años. ¿Somos verdaderamente así de estólidos? Estoy absolutamente seguro que a la manifestación del domingo se sumaron Borjamaris, Cayetanos y Jacobitos cuyas abuelas, padres o hermanos, esperando en centros de salud mal gestionados en su insuficiencia o aguantando las colas eternas para una operación, empiezan a entender que ya deja de ser moda capitalina mostrarse como obrero de derechas. ¡Ya les vale! No creo que sean tantos miles de papeletas raras los ricos que entregan en la urna su voluntad de ser gobernados por esta patulea que beca a los hijos de los ricos, para que luego trabajen en sus privatizaciones diferentes con una formación que pagamos todos; que hace monumentos a legionarios golpistas y aguanta calles de criminales de guerra; que elimina blancos versos de las calles legados por poetas asesinados en el franquismo; que regala nuestros terrenos a la Iglesia y que tiene un alcalde capaz de pregonar “Seremos fascistas pero sabemos gobernar”. ¡Qué triste capital de la “relaxing cup of café con leche”! ¡Qué barbaridad es estar a tan solo dos litronas de conseguir la libertad de la disparatada IDA!. Ahora, el PSOE morrazo, nos oferta una ministra de bajo perfil, economista de Valladolid, para ser regidora de parpusa chula, y espera que la votemos. Los que lo hagan entrarán al juego de esa lotería que compromete nuestra equivoca colectiva decisión de ser ciudadanos más dados a las figuras de relumbrón que a las trabajadoras hormiguitas. Madrid, dice el Boinas preocupado por esta deriva al cambio leve del pitufeo político del bailoteo de cromos, “necesita un salvaje elefante con su memoria, con su gran tonelaje y con grandes colmillos, que sea capaz y tenga huevos para reventar esta cacharrería y patear el bote de champú a quienes atusan servilmente a Pecas, el perrito cagón de la Aguirre”.