«Hoy se cuestiona todo y es lícito, se cuestiona hasta si la Tierra
es redonda. Y es que todo lo que nos contaron fue mentira y nosotros, irresponsablemente, lo compramos”·
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“Nunca antes en mi vida había tenido 62 años, esta es la primera vez”, dice Gustavo Cordera, músico, cantante, para los pocos que aún no lo conocéis. En Latinoamérica se cantan sus canciones en las calles – Se viene, Sr. Cobranza…- como quien bebe una cerveza. “Soy el síntoma de una sociedad enferma”, continúa. “No me vacuné, pero no estoy en contra de nada. Estoy a favor de mi cuerpo y de mi libertad interior. Eso me ha hecho darme cuenta que nada que venga de la industria farmacéutica es para mí. Aprendí a alimentarme. Se lo que hace el azúcar refinado y la harina en mi cuerpo”, y cuando surgió la pandemia, Gustavo Cordera concreta: “Ya conocía el poder del dióxido de cloro”.
“Soy un artidista -prosigue -, un activista del arte; y el arte propone la iluminación, belleza, la presencia de Dios – o la conciencia total en cada cosa que hago o digo -, en cada palabra. Es un viaje hacia dentro, un viaje de superación personal”. Siguiendo con su vena artística, nuestro invitado asegura que “se puede hacer arte haciendo cualquier cosa, fabricando un zapato o simplemente haciendo una entrevista. El arte tiene que ver con el alma, con el espíritu, con la valentía que se hacen las cosas. Me he entrenado internamente para ejercer la libertad. Soy libre de relacionarme con la gente que quiero, de cantar y decir las cosas que quiero, de pensar como quiero, libre de no pasar por el sistema de salud nunca, en realidad la palabra sería: liberado”. Y como no, en esta entrevista se habló del amor con estas consecuencias: “La palabra A mor fue secuestrada, es una palabra que se banalizó. “Decirle en la cara alguien lo que sentís es un acto de amor sublime. Abrazar la tristeza, la depresión o el sufrimiento con una mirada contemplativa también es amor”. Hablando de amor, lo ve como “un espacio interno que le damos para que nuestro ser pueda experimentarse”. Y es que “no sabemos quiénes somos, estamos muy lejos de nosotros”. Lo que, en resumidas cuentas, valora con un “Siempre fui un outsider”.
Y para finalizar una cuestión más, importante para entender la sociedad que hemos inventado entre todos: “En las escuelas se adoctrina a los niños, a los que nunca se les pregunta qué les gusta, qué quieren, sino que esto que te doy es lo que tienes que querer”.
En fin, que nunca nadie nos había dado tantos titulares en apenas media hora de entrevista. Lo mires por donde lo mires, Gustavo Cordera es un tipo difícil de encasillar. Ni falta que hace, verdad. Ahí se lo dejamos, pásenlo bien con él.