Luis Lubeigt asegura que tenemos una relación emocional con la comida y que somos lo que comemos y también, por tanto, lo que sentimos. El naturópata, que lleva años en la carretera de la medicina trabajando en el aparato digestivo – para él la flora intestinal es el bosque mágico que guarda el secreto de numerosas enfermedades -, considera que el dióxido de cloro, el CDS, la famosa “lejía”, es su medicamento estelar. “El CDS en el ámbito de la naturopatía tiene mejor prensa”. Fuera de ese ámbito ya sabemos cómo se le maltrata.
Volviendo a la flora intestinal, nos recuerda algunas claves esenciales para comprender su importancia en el fenómeno de la salud, como es que cualquier enfermedad neurológica se puede ver beneficiada muchísimo no del alimento fermentado en sí sino de una buena macrobiota. El 95 por ciento de la serotonina la fabrica el intestino a partir de la microbiota. Y el 50 por ciento de la dopamina”. No da esos datos y después insiste en que no olvidemos que “la flora bacteriana es un ecosistema complejísimo del que se sabe muy poco”. Y fíjense: “Un 30 por ciento de la potencia inmunológica depende de nuestra flora bacteriana”
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