El discurso posmoderno con la introducción de su propia religión atea de los monopolios globalizados tiende a liquidar toda religión de auténtico sentido de la trascendencia, bien mediante guerra abierta o mejor mediante formas soterradas de sustitución como es un buen ejemplo el dichoso Halloween.
El proto Halloween en España
El Halloween anglo es un tinglado artificial, ajeno a la España cristiana, que forma parte del intento de suplantar las tradiciones, con algún antecedente en antiguas fiestas paganas de origen más o menos celta de lugares remotos del norte de Galicia. Y es que aunque lo de «los celtas» es recurso mitificador muy socorrido para los patrocinadores del hecho diferencial galleguista, cabe rastrear en el Halloween norteamericano una tradición céltica gala deformada: el samaín.
Los antiguos druidas montaban dos celebraciones anuales. La del muérdago del año nuevo, donde el gran sacerdote druida después de recortarlo del tronco de un quercus ofrecía un sacrificio de pan y vino que más tarde distribuía entre los asistentes. La otra gran celebración se hacía en otoño. Era la de la renovación del fuego. Una versión arqueológica del cuento de “Hacienda somos todos”: Para asegurar el pago del tributo anual a los druidas los sacerdotes exigían que cada familia de su distrito apagara el fuego de sus casas la última tarde de octubre. Y a presentarse en el templo con el tributo anual y recibir el primer día de noviembre una parte del fuego sagrado que ardía sobre el altar con el cual volvían a encenderle en sus casas. Si alguno faltaba a tomar el fuego, o diríamos a pagar la “contribución”, aquel de sus amigos o vecino quien daba o permitía tomar fuego quedaba también “excomulgado” lo mismo que el delincuente.
La fiesta de las calaveras del dos de noviembre, fiesta de los difuntos, en la que ahora se emplean calabazas es una variante de las representaciones de los cortejos astrales, tradición muy extendida, de carácter universal como lo es el propio fenómeno. Es decir, el contacto entre el mundo habitual de tres dimensiones y el astral. Entre estos cortejos o manifestaciones astrales de la Tradición cabe recordar la Santa Compaña o Huestia, las cabalgatas de las valquirias, las huríes coránicas. O el esperanzador mito de Eleusis, o el precioso mito de Orfeo rescatando a su amada Eurídice, el de Eneas a su padre, la procesión cervantina ante don Quijote en la cueva de Montesinos, o el más conocido, también nuestro, de don Juan y el comendador.
Según otras interpretaciones las actuales calabazas vienen a ser un remedo de la costumbre céltica de decapitar a sus enemigos y pedir un rescate por sus cabezas.
El porqué del Halloween aquí y ahora
Decía Azaña que la historia debería ser la corrección de la Tradición por la Razón. Pero en este caso no hay Razón sino razones o conveniencias. En el ámbito de esta actual guerra contra la Tradición, al Cristianismo se le concede una posibilidad para sobrevivir durante algún tiempo más. Para ello debe adaptarse al nihilismo relativista ateo fingiendo que continúa siendo él mismo para, de este modo, conducir al abismo de la dictadura plutocrática a los fieles y al propio Occidente. Se cambian tradiciones milenarias sobre el Amor y la Muerte o se sustituyen por otras propias de la magia negra o la frivolidad infantiloide como esta del Halloween.
El capitalismo globalitario ya no sólo no necesita del fenómeno religioso para consolidar a su propio poder, sino que intenta librarse de él, reconociéndolo un impedimento a su propia dinámica de desarrollo y dominación plutocrática. Se intenta modificar al hombre para sustituir su alma, su condición sagrada, por mera Inteligencia Artificial. La economía ha pasado de ser una rama especializada de la Moral, sujeta por tanto a normas morales y estudiada por teólogos a encubrirse mediante un aparato matemático abstracto inspirado en la Física newtoniana, pretendidamente científico, y cada vez más desligado no solo de la Ética sino también de los contenidos y formas concretas de las funciones de producción y distribución. E incluso de su conexión con el mundo real, el de la satisfacción de necesidades reales empleando diversos recursos existentes, que se intenta realizar ahora mediante la nueva religión calentológica de la que Bergoglio es su profeta.
Aplicado a lo del Halloween, mejor abandonar el don Juan y su visión de perdón, Amor y Muerte característicos del Cristianismo y adoptar ritos propios de la superstición animista, el paganismo o de la magia negra. El NOM globalista exige al Cristianismo o dejarse liquidar por el nihilismo, o suicidarse diluyéndose voluntariamente en otra cosa. Una tergiversación anacrónica del misterio de lo numinoso. EL NOM quiere que el cristianismo renuncie a su ser para convertirse en parte de su propio proyecto de alienación como socio, o al menos colaborador necesario para desarrollar y consolidar el proyecto de la globalización plutocrática anglojudía.
El precio es la traición y Bergoglio y sus colaboradores parecen encantados de pagarlo que para eso les han colocado donde están. Bergoglio representa el compromiso de sumisión del Cristianismo respecto al bloque oligárquico globalitario, en parte verdaderamente satánico. El último verdadero Papa, Benedicto, habría sido el postrero intento del Cristianismo para invertir la tendencia hacia la lamentable autodisolución iniciada con el Vaticano II.
Nuestra Tradición es mucho mejor
Desde la Ilustración nos hemos acostumbrado a un sentido lineal del tiempo con una supersticiosa creencia en el progreso indefinido de la Humanidad. Al goethiano conflicto fáustico, o el mito del progreso indefinido de la Humanidad. Pero las fiestas del uno de noviembre tuvieron su interpretación griega y luego romana. Participaban de cierto carácter sagrado común. En Grecia al comienzo del Pyanepsion se celebraban las Noemenias o fiestas de la Luna nueva consagradas a Hécate, mientras se preparaban las Thesmoforias de los Misterios eleusinos. Una de las más importantes instituciones sagradas de la antigüedad que representaban un profundo conocimiento del alma y su descenso a los infiernos, tema recurrente en la Cultura y el Arte occidentales. Primero por un rapto, luego por ingesta de una pepita de granada, se simbolizaba la caída del alma en la materia. Pero parcialmente salvada luego por amor. Materno filial en el caso de Eleusis; erótico, en el de los Misterios órficos. El bellísimo e inspirador mito de Orfeo, tan ligado a la Música. Que ha dado varias obras cumbres: El sublime Orfeo y Euridice de Gluck, el Orfeo de Monteverdi, considerada la primera ópera representada en Europa, o el Orfeo de Haydn. Y entre los romanos, bajo la protección de Diana, el uno de noviembre se celebraba el festín de Júpiter.
El Cristianismo recalificó muchas de las fiestas y celebraciones del paganismo, cristianizando su elevada concepción metafísica acerca del alma. En el caso de Todos los Santos, una doble concepción: la implicación dialéctica entre Eros y Tanatos. Impulsor de esta festividad fue el papa Gregorio III quien consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en su honor y fijó su celebración para el 1 de noviembre. De esta forma, todos los santos tienen un día del calendario para ser venerados.
La Muerte redimida o superada por el Amor. Por el Amor sagrado del Salvador o por su remedo el amor humano. Y ligada a la cultura española se halla la figura del Don Juan. Un mito con raíces históricas reelaborado por varios autores españoles pero que alcanza su mayor logro estético en el Don Juan obra maestra del gran Mozart. En nuestro Tenorio también puede encontrarse la sublime idea mistérica griega del rescate del alma por Amor. Junto con unos conocimientos sobre el mundo astral, envoltura del alma del que es fenómeno el Comendador.
Rene Guenon mantenía que la actual es una civilización sin metafísica y por eso yace en crisis permanente. La espiritual que es la madre de todas las demás, incluida la estética. Tales cosas parecen relegadas en este siglo tan frívolo, tan supersticioso tan cobarde e incapaz de mirar a la muerte cara a cara en el que tomar en serio la metapsíquica, las otras dimensiones de la existencia, la metafísica, se considera anticuado. Pero en un orden popular aunque haya casi desaparecido de los teatros actuales resulta más enriquecedor el Tenorio de Zorrilla con todos sus divertidos ripios que estas impuestas costumbres bárbaras y malintencionadas.
De no tener en cuenta el año litúrgico, al menos queda refugiarse en el Arte sagrado como santuario de lo numinoso hasta que escampe. Que seguro que escampará amigo lector. No hemos nacido para convertirnos en calabazas manipuladas por el miedo. Atendamos al mensaje espiritual de esperanza, del Amor que vence a la Muerte. Si la Piedad santifica, la Ironía nos ayuda sobrellevarlo: tenemos que resistir. ¡Qué Démeter, doña Inés, Orfeo, Eneas o don Quijote nos amparen!
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