El patrimonio de los millonarios en España ha crecido 52.000 millones de euros en el último año, un 16,4 por ciento más que el año pasado. Avanzan, sin despeinarse ni un pelín “,un doble dígito”. Es científicamente acojonante la desfachatez de quienes siguen intentando hacer creer en Europa que ese gobierno de rojos mierdosos bolcheviques bolivarianos está jodiendo a calzón caído la economía. Claro que allí se despelotan de estos bobos mentecatos que, antipatrióticamente, van a cantarles una parrala que incluso los más reaccionarios allende los Pirineos aceptan como criterio determinante: que España sea el motor económico de este conglomerado de siglas multinacionales para todos los colores habidos y por haber. Así lo hacen saber revistas tan poco sospechosas de arrimarse a la izquierda como el Financial Times. Mientras, o a la par, los bancos mantienen un bestial record de beneficios. Ana Botín declaró con su moño lacado: «Hemos logrado resultados récord por tercer año consecutivo con crecimiento de los ingresos, de la rentabilidad y de la retribución al accionista». Carlos Torres la secundó desde el BBVA: «Gracias al dinamismo de la actividad y al liderazgo de nuestras franquicias, hemos superado los 10.000 millones de euros de beneficio». Muniesa y Moraleda de Caixabank se apuntaron sobre la marcha al beneficio de 2024 con 5.787 millones de euros, lo que representa un incremento del 20,2% sobre el 2023 que tambien fue exultantemente pródigo. El Sabadell cerró el ejercicio con un pelotazo récord de 1.827 millones de euros, un aumento del 37,1% y los de Bankinter se calzaron un beneficio neto récord de 953 millones de euros en este loco 2024. ¿Quién tiene los huevos suficientemente acerados o las meninges vacuamente obtusas para decir que España va mal? Es verdad que en el congreso hay idiotas y vividores a cascoporro que nos intentan embaucar con vacíos discursos y consignas demoledoramente tramposas, que se pelean de mentirijillas con los números, sin profundizar en la verdad, y abrazan como el oso discursos agitadores de unos líderes enfangados en la hipocresía, pero, más allá de su estulticia incomparable por aquellos poseedores de más de dos neuronas, el país cojitranquea con decisión hacia el futuro con la frente bien alta. Otra cosa es que este PSOE (acomodaticio) a muchos no les guste, ni para bien ni para mal, y que miremos tuertos sus despelotados guiños al liberalismo más ciego, asumiendo descaradamente estas cifras que mostramos y que pondrían la geta colorada a cualquier economista en su sano juicio, pero convengamos al menos que es insano el proceder absurdo de los detractores. Ejercicios recomendables para evaluar cómo va el asunto por las calles. ¡Consigan ustedes mesa en cualquier restaurante de medio pelo o superior un sábado o un domingo! ¡Dense una vuelta por cualquier centro comercial los viernes! ¡Intenten conseguir entradas para cine de estreno, para teatro en fin de semana o para conciertos caros de primeras figuras!! ¡Intenten conseguir, aunque sean precios escandalosos, asientos en el futbol de alto grado liguero! ¡Acérquense a los lugares limítrofes con encanto para comprobar que ya todo es un parque temático de intensidad al borde de lo insoportable! (Lo de los parques temáticos infantiles y juveniles de las grandes ciudades con sus abultadísimos precios no los someto a consideración como ejercicio, porque es demoledor y desalentador en grado extremo), intenten en fechas que les sean propicias a la escapada una plaza (si no están agotadas a dos meses vista) con un precio alto, pero asumiblemente razonable… Y si usted consigue hacer músculo como para aguantar ese envite sin perecer en el intento, sus conversaciones del bar de la esquina seguro que tomarán otro color más alegre y hasta podrá poner en el aperitivo una racioncita de gambas de Huelva o de torreznos de Soria. Mandar a la mierda a los derechosos agoreros de mala espina y tirar de las orejas a los seguidores recalcitrantes e inasequibles al desaliento de esta coalición rara, caracoleando hacia delante socialmente, es visto lo visto, lo que hacen los ciudadanos normales y corrientes. Los otros…ellos sabrán qué coños son o que coños dejan de ser.