Los tertulianos, esos pagados acróbatas vocacionales que simulan sostener argumentaciones sesudas en precario equilibrio sobre la cuerda floja, arriesgándose a caerlas en el precipicio abismal que, bajo los pies de su ideología, amenaza con la catástrofe, nos platican de las diferentes amnistías como quien tiene las manos colgando de los pelos de los huevos de un desconocido dios. Socavan nuestras “firmes” convicciones con herramientas dialécticas de refinada precisión y bien testada enjundia para, sembrándonos de dudas, tratar de apartar nuestras meninges de lo verdaderamente mollar. Las amnistías, le calentaron la oreja a uno, son medidas de gracia y de desgracia que corresponden a los poderes y es una nada sutil forma de hacer regalías convenientes o inconvenientes en función de sus necesidades a cubrir. Lo vendió estupendamente. Tan estupendamente como se puede tomar las medidas de un traje a un cadáver, pero de su cosecha no le dejaron añadir: lo demás son cuentos sobre inexistentes claves de bóveda, las dovelas centrales de un arco de argumentario torticero, por lo general, de mayores dimensiones que las demás dovelas de quienes no tienen medios ni ventana para colgarlas a secar. Les pareció mas propio para un programita de Arquitectura Popular de esa cadena. (¡Ojito, que la llaman cadena! ¿Por qué? A lo peor, porque intentan adobar una democracia de calidad para desarrollarnos icónicamente una IA -inteligencia artificiosa. O tonta del culo)
Si nos da por saltar de corrillo en corrillo por las parrillas televisivas y radiofónicas nos encontraremos con vehementes discursos sobre el asunto, su legalización y su legitimación, en bocas sueltas de lengua y de ácido o dulce contenido para todo tipo de gustos y paladares. Estos todólogos de ocasión que opinan con idéntica seguridad y aplomo del sexo de las lagartijas rabonas del Hierro que de los muones y su valor estructural en la física cuántica. Sin error, desde la verdad más verdadera, nos simplifican y nos manipulan la noción y la nación limpia de seres libres en inanición mental, y nos pretenden abducir o convertirnos en coro vocinglero de las amplificadas peroratas que dan servicio a sus empresas y sus intereses.
Esta pandemia de recitadores de “soflamas al gusto” se han adueñado “by the face” de lo que antes fue intercambio de razones y de puntos de vista en el sano ejercicio de sobrevolar debatiendo la posible verdad, que como decía Machado: “es lo que es, y sigue siendo verdad, aunque se piense al revés”. Han dilapidado su crédito en la voraz búsqueda de audiencias entregadas a su causa, y ahora el palabro –tertuliano- ha pasado a ser un leve insulto que viste a quien se le dirige con un elegante hábito de trampa intencionada y procaz. No es extraño estremecerse, (todos lo hemos hecho), escuchando o leyendo causas de inquietud tan acertadas o tan desacertadas como la que les dejo de ejemplo, a continuación, para un asombro facilote:
«La amnistía operará a favor de los dos bandos, el independentismo tiene que entender que se amnistiará a los policías que nos apalearon y los jueces prevaricadores, olvidar todas las consecuencias de la represión. A los dos lados habrá quien lo lleve mal. Nos trataron de terroristas y el Estado fue el represor. Pero en la banda unionista ellos creen que hacían su trabajo, como los sindicatos policiales. Es momento de madurez. Habrá que entender los dos lados, pero no es moneda de cambio de la investidura. Es la previa. Así son los procesos históricos. Si salimos adelante será un cambio de paradigma para Catalunya». PILAR RAHOLA
Y dejando a esta opinóloga nacionalista más ancha que larga en su apreciación y -más a gusto que un arbusto bien regado-, cada cual que la interprete a su manera. Algunos no lo llevaremos ni bien ni mal sino con la fatal resignación de quienes están obligados al tran tran como en el mus.
NOTA. – Hoy recupero la sabia sabiduría natural de mi amigo el “Boinas “que siempre me dice cuando llegamos a una conclusión con diferentes finales: “Lo peor y lo mejor de este mareo es el meneo del himeneo”. Traducido literalmente al leonés de barrio Nocedo en la -pulchra leonina llingua- donde todo cabe, donde este sujeto con pico en el apósito de cabeza sigue viviendo y donde, según sus palabras, lo hace de milagro por omisión, viene a significar que —en su vaivén de palabrería arrejuntada nos joderán las melindres sin más más ni más menos–.