La cacofonía consiste en la repetición excesiva de un predicado en una oración, mientras que en la redundancia se incide innecesariamente un valor concreto en una frase. Somos víctimas sufridoras de estos dos conceptos por parte de nuestros representantes públicos que, estamos seguros, piensan que somos más bobos de lo que realmente aparentamos de perfil.
Mazón, con su durísima cara de membrillo verde, siete meses después de la DANA ASESINA, dice sin ruborizarse que se reunirá con las asociaciones de víctimas. Les hará partícipes de esa gran noticia en la que refuerza su imagen de Ganador Mundial en la gran carrea de los desaparecidos caracoles cojos.
Feijóo, tras una clara condena rotunda y cerrada con su partido a los ataques del grupo islamista y el respaldo clamoroso al derecho legítimo y necesario de Israel a defenderse, ha pasado a reprobar sin paliativos el genocidio sobre Gaza, pero según sus acomodadas explicaciones a la prensa «no hay un cambio de opinión» en este asunto, y no tiene dudas de que Netanyahu es un malo maloso por encima de la sospecha. (El huevo y la gallina son lo primero ambos)
El novio de Ayuso, al que, según esta, en su defensa a ultranza, “Hacienda debe mucha pasta”, para risas y escarnios hasta de los más entregados a la causa de su parroquia, ante el juez contradice a Miguel Angel Rodríguez, a sus abogados y a sus propios mensajes. Sin despeinarse el sobaquillo quironista. Y ella le jalea que “le gusta la fruta” con un perreo de rap sostenido ineducado venga o no venga a cuento.
Gallardo, el nuevo aforadísimo y atoradísimo, canta las bondades de su falta de inmunidad como si se travestiara en vocalista de Extremoduro rockeando su impostura con carita de indignado y corbata de Hermés ensuciada en churrería de recinto ferial.
El diputado de Vox, Manuel Mariscal, asegura que el franquismo fue «una etapa de reconstrucción, de progreso y de reconciliación». Y después, seguro, se tomaría unas banderillas de ojos de cordero degollado en base de legañas, acompañadas de un buen vaso con vinagre lejiado. ¡Hay que tener estomago!
Ana Rosa Quintana, ‘reina del VAR’ de la política española, recibe Premio Maga de Magas como mejor creadora de opinión. Hay que tener una enfermiza elefantiasis de cojones para votar a favor de esta plagísta confesa con carita de “yo no fui”, que hasta Arancha del Sol y “Finito de Córdoba” le sacaron los colores y un leñar de euros por sentencia. Séneca se anticipó a esta demencial celebración de la estupidez: “Si os sujetáis a la naturaleza, nunca seréis pobres; si os sujetáis a la opinión, nunca seréis ricos”.
La descuadernada lengua española presenta criterios gramaticales para evitar las cacofonías y producir eufonías donde cobre valor la indecencia moral que propinamos a lo que se celebra conceptualmente, más allá y más acá de las trampas dialécticas, del engaño y del filibusterismo. Padecemos una sólida tradición española que nos acompaña más y mejor que nuestra propia sombra, donde las riadas con muertos son causas perdidas del hombre del tiempo, las muertes en pandemia son tan ajustadas a derecho como el precio de la barra de pan, los descarrilamientos de trenes están producidos por maquinistas poco cualificados o descalificados, las tramas corruptas de los partidos son manzanas podridas o ranas sin charco o tesoreros manazas, los pantanos los inventó Franco, y alguno no fue presidente porque no quiso. Con esta patulea delante de nuestras narices abusando nuestros oídos, lo peor siempre está por llegar. No importa que la Cultural y deportiva leonesa suba a segunda división ni que a mi vecino “el cojituerto” le toque la primitiva, o que dimitan en cascadas todos los inútiles que pueblan el Congreso y el Senado, o que por fin llueva café en el campo o que el Rey de oros vuelva a pedir perdones a pelo y sin condones. La eufonía, lo creamos o no, la escuchemos y somaticemos o no, es una utopía de base acústica, donde -quien tiene boca se equivoca- porque hablando es cuando la gente se confunde y nos confunde más que cuando nos regalan esos sospechosos silencios llenos de inquietud.
De nuevo el Señor Toral me motiva , me hace pensar que en este río revuelto en el que las crecidas nos arrastran con sus aguas turbulentas saca partido de esta pródiga confusión de datos,consignas,hechos turbios almacenados sin resolver y terrenos resbaladizos la ignorancia.
Antes, no digo de la guerra incivil ni sus consecuencias,digo del nacimiento de la democracia había líderes con formacion suficiente para saber de qué hablaban y a dónde pretendían llegar,estaban en prácticas pero se creian sus horizontes y sabían hacernos ver a la juventud quesera más interesante para nuestras vidas y proyectos.
Hoy es una confusión absoluta de ideas entremezcladoas sin proyecto ni programa en algunos partidos y claro la juventud de ahora no es como la de antes formada en las fábricas,comercios,estamentosuniversidad aes , con criterio propio,a veces discordante del núcleo familiar rancio o progresista, hoy se mueve generalmente al paso alegre dela paz que deja la ignorancia el Reguetonero de turno y que sin saber porque se manifiesta brazo en alto por las calles de Madrid gritando consignas dignas de un tema estrella de Bad Bouny y claro se abren las carnes de este septagenario al ver ese alarde de ignorancia donde había que preguntarles si saben que hicieron aquellos del brazo en alto para desgracia de la humanidad o las ondas revolucionarias de la estrella roja o tantas muertes movidas por la religiones fanáticas.
En fin todo esto es el caldo de cultivo de haber malcriado y consentido a nuestros cachorros y la bajeza moral de algunos líderes que desde hace unos años nos gobierna.
Debe ser duro haber estado unos años contra un cúmulo de adversidades y herencias negativas y que nadie te de una palmada en la espalda y diga «Pedro se fuerte»