Este tuit de Gamarra jaleando al “bolsonarismo” me ha sacado a puntapiés de las fiestas y me he prometido que será el último artículo de opinión política que redacto para este medio o para cualquier otro. A partir de este momento, hablaré solo de temas nada polémicos y a ser posible blancos. Se lo prometo tambien, todo lo cucamente que me permite la entendedera, a los lectores de esta columnilla. La política en ESPAÑA se ha vuelto estratosférica e incomprensible para las personas tan de -a pie terruñal- como yo. Me niego a trasladarles mis permanentes -cabreos de corral- contra esta confusa algarabía de la derecha- bestia del pienso barato-, retrograda, desmoralizadora y disparatada, que insulta nuestra ya muy mermada inteligencia. Me refiero a esta cavernícola patulea, que adolece de propuestas sociales con sentido verosímil para la nación y que, sin pudor alguno, nada inocentemente, nos abruman con repetidas mentiras, con su incitación al desánimo desde la desinformación más burda y con sus retóricas de typical spanish tasca barriobajera. Estrategias de confrontación en convulsos tiempos de crisis que, plagiadas a capón de las doctrinas de Trump, le harían enrojecer su tupé desde su paleta y persistente aplicación sistemática traída a tirones por los amarillos pelos estropajosos. Ponen a hervir en caldo gordo la inestabilidad política con la codicia del poder que perdieron en esas urnas que no les gustaron nunca, y menos cuando les dan la espalda. Cuando no les cuadran las cuentas, escuchen a Abascal, escuchen a Ayuso, escuchen a Gallardo, escuchen a Arrimadas, escuchen a Feijoo, escuchen a la Gamarra poniéndose cachonda cuando se toman por la fuerza bruta las instituciones votadas por el pueblo. ¡Hagan memoria y escuchen sus rebuznos! Desatiendan desde la honrada lucidez la dialéctica de descalificación sin escrúpulos hacia el presidente de Gobierno que utilizan estos aguerridos adalides de la libertad cañera, carroñera y prostituida. Y, con el corazón en la mano, si se sienten en sintonía con las soflamas de estos hipócritas falsos defensores de la normalidad democrática y de esa libertad “sui generis”, que acorta “por sus santas partes” el derecho a una muerte digna, al aborto, a las subidas salariales, a la enseñanza pública o a la sanidad pública, rebusquen en el fondo de su sentir más juicioso. Recosan sus meninges con una cura de sueño y vuelvan a la realidad como ciudadanos con capacidad de análisis homologable. Sin duda, están sufriendo una pésima y preocupante indigestión política, que les enfermará de gravedad y sin remedio su participación en la especie humana si no se apuntan a la digestión sin aditivos carminativos de la normalidad democrática. “El tirano Sánchez, el aprendiz de dictador, Sanchinflas , el ocupa felón, el autócrata, el líder criminal…” todas estas lindezas del discurso inarticulado en lo indecente que gastan, nos muestran a las claras que estos especímenes antediluvianos hacen la contra de un tipo que, “guste o no”, ha mantenido el pais en un ascenso desde la lona al combate en el ring, ganando por los puntos a la gran recesión, a la pandemia mundial, a una guerra que nos llena de incógnitas y a la mala baba venenosa de estos antipatriotas-losers-haters de catadura desafortunada, que Europa mira como un vergonzante residuo del franquismo más chiripitiflautico. Admito que me cuesta una parte del hígado y me resisto a hablar bien del Presidente, pero esta manada de bobos cantamañanas, pacotilleros me empuja a ello. Ellos solo hablarían bien de este político -al que le sobra lo obrero de sus siglas- como podrían, con reparos, hablar en voz baja a sus enanos de los enemas para la limpieza intestinal. Y hay una gran diferencia atmosférica que se decanta a favor del “guapo y joven primer ministro español que habla un buen inglés y cuyas propuestas son de recibo para una Europa que quiere avanzar”. Y si alguno prefiere cualquier cara de lechuza al que no le quepa la lengua en la boca…está en su derecho de equivocarse.