La esperanza era el último mal, en el pensamiento helénico, que saldría de la caja de Pandora y, en esta actualidad que nos arrolla envuelta en una Dana demoledora, probablemente sea el primero al que tendremos que agarrarnos, aunque nos dejemos las uñas en el intento de entender de qué coños va América. Si, América tiene demasiados coños, pero el que nos coagula las entendederas por derecho y nos amorcilla las meninges por torcido es la arrolladora llegada de Trump al trono que desportilla esa caja de todos los males habidos y por haber. A lo peor, como entonces cuando Hesiodo, en esa caja volcaron todas las desgracias, todos los azotes y todos los sufrimientos que el hombre pudiera soportar apareciera la Pandora de un blandengue Epimeteo dispuesta a joder los frágiles universos humanos, dejando solo la esperanza que es carecer y empantanarse en el deseo de lo que ni se tiene ni se confía tener. La esperanza es útil solo si tiene todas las posibilidades de cumplirse, y por eso los sabios griegos consideraban que la esperanza no era un regalo sino una muy encabronada desgracia dispuesta a vengarse de nuestra estupidez. Por eso, perfectamente atolondrados y sorprendidos, nos preguntamos como un delincuente convicto de pelucón rubio platino sella una victoria aplastante con una retahíla millonaria de votos que legitiman su sorprendente disparate demagógico. El falso enigma de lo que ocurrirá con las causas judiciales pendientes de este sujeto, que vuelve a controlar la temperatura de la olla a presión donde se cocina el mundo, nos arroja interrogantes crudos en la ensalada de las ideas que los muy bobos no somos capaces de masticar y los muy listos ya digieren bien aceitado y poco avinagrado como un olvido más que se diluirá en la historia esta, que los modernos llaman enfilar el relato. La BBC ha sacado a la luz un largo informe, del que se deduce que no importa que un jurado popular ya declarara culpable al primer expresidente de los EEUU condenado y fregado en lo penal por Stormy Daniels por la friolera de 34 delitos No importa tampoco lo que pueda pasar en la presunta interferencia electoral a juzgar en el distrito de Columbia ante una acusación de conspiración para defraudar al Gobierno alterando los resultados, tratando de impedir que se certificara la victoria del yayo Biden. Importa menos que un bledo su interferencia electoral en los resultados del 2020 en Georgia con las que tendrá que hacer frente a 41 cargos. Nada le puede importar al oxigenado Trump que todo le viene al pelo y que se limpiara el culo gordo con los documentos Confidenciales y Top secret que se llevó a su chabolo de Mar-a-Lago en Florida con los que le soplan con huracanados vientos siete cargos, que van desde la obstrucción a la justicia hasta la falsificación de registros, pasando por falsa declaración y destrucción de documentos públicos. Nada importará un comino que el violento asalto al Capitolio, alentado mediáticamente por este enloquecido Donald, que insistía torticeramente en un fraude en los comicios, se saldara con cinco víctimas mortales, 140 policías heridos , 1200 personas arrestadas y cientos de personas que se tendrán que enfrentar a penas de cárcel .(Mas de cuatrocientas ya disfrutan este fatídico y salvaje episodio contra la democracia entre rejas, algunos con penas graves de sedición y otros por cargos aledaños a conspiración). En este caso el nutrido grupo de abogados trumpistas apelan en su defensa cerrada a la inmunidad presidencial sin despeinarse, y no se avergüenzan de que solo un valiente Tribunal de Colorado le considerara en sus primarias como “inelegible” en virtud de la Enmienda 14 de la Constitución , que prohíbe a personas que hayan formado parte de una insurrección optar a ocupar un cargo de elección popular. La jueza Tanya Chutkan se quedó con las manos tiesas, heladas en el pintalabios, cuando dijo en su auto contra la impunidad de este candidato que “los expresidentes no disfrutan de condiciones especiales en su responsabilidad criminal federal” y no llegó a aplicarle colorete de humano a sus rosadas mejillas de neoyorquino bebe Queen. El refranero español, que tiene una frase redonda para cualquier tipo de circunstancia, y entendiendo que la esperanza, si está en la caja la última de todos los males, lógicamente es la primera que se introdujo en ella para este caso nos advertirá: ¡¡¡Mucho nos va a llover sobre mojado!!!!