A Nadia Popel la suspendieron de empleo y sueldo durante 4 años, lo que quería decir que ella, que es médico, iba a pasarse 4 años sin poder acceder no solo a sus pacientes sino a las novedades que se van produciendo en su medio. Tras 4 años a ala deriva, la doctora Nadia Popel, lo más normal es que, de regresar, regresara estando poco preparada para ejercer un trabajo muy exigente. Pero una juez le ha dado la razón y su hospital, el Mateu Orfila baleasr tendrá que readmitirla. La Consejería de Sanidad de las islas perdió. Pero aún queda el Colegio de Médicos, aún queda por celebrarse un juicio en el año 24.
Las medidas cautelares que tomaron contra ella fueron duras, crueles, ni a los médicos envueltos en casos de negligencia médica se les suspende hasta ese grado. Pero ¿qué dijo o hizo para recibir un castigo así? Defender a sus pacientes de unas vacunas que con el tiempo vienen demostrando que tenían razón porque están causando no pocos problemas, a veces efectos secundarios graves y cuando no, muerte, según consta en los organismos internacionales y nacionales que se ocupan del control de las vacunas.
Pero sus dolores de cabeza en realidad no han hecho más que empezar pues la doctora Popel tiene exención de mascarillas y quiere trabajar sin ella. “Yo no estoy enferma”, repite. Una mujer, una médico, excepcional, castigada por decir lo que piensa. Parece mentira que esté viviendo esta pesadilla, parece mentira que en la España de este siglo tengamos que contar casos como el suyo. Pero dejémosla hablar, dice no pocos cosas interesantes.
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