17 televisiones regionales para contarnos cómo somos de diferentes, qué nos gusta de esas recocinadas diversidades y sofronizarnos con lesa desigualdad nuestro necesario ocio de sofá. Y, como sin dormir, de claro en claro, en esa -noche oscura del alma-, que ni San Juan de la Cruz seria capaz de descifrar, sin vergüenza, tras un orgásmico acceso místico, desvelamos sobre los sueños, en paletas vigilias con boina, botijo y chacina, nuestras percepciones y nuestros sentidos más globalmente aldeanos. Hipnotizados por “la nada total” -deep window to emptiness-, que alimenta la idea de las TVs autonómicas, nos dejamos los ojos y las pestañas enrimeladas en esos seudonacionalismos locales tan instructivos en -la particularidad provincial-, como retrógrados en su salsa de sofrito garbancero “al estilo de la patria chica”. La factura total de mantener esos medios de “comunicacación” públicos vuela por arriba de los mil y pico millones de euros al año, a una media de unos 70 euracos por hogar hispano. ¡Manda cojones catódicos! Nada independientes, muy politizados y con programaciones cutres discutibles, se han mamado “por la puta cara dura” el 75% de sus ingresos en subvenciones y aportaciones públicas, y el 25% de la escasa tarta de la publicidad. Un saco sin fondo venido a ser buchaca sin remiendos, que se apantallan pasando por nuestro mando sin pena, sin gloria, y sin que el dedo goce del gustito del cambio, que se le supone a la decisión de escuchar y ver sus caprichos manipuladores. Toxicidad informativa en estado puro y caciquil aparte, cada una de ellas es más disparatada y más aburrida. Eso es lo realmente imperdonable. Que toquemos a 13 euros por gorra en la Comunidad de Madrid para que una chulapa peronista de chotis chota nos televisione su propaganda ; que los rumbosos vascos se perfumen 66 euros por habitante en amplificar curativos y ancestrales irrintzis; que los ahorrativos catalanes se estallen 241 millones de euros para lanzar su sardanizado procés de la digestió estelada ; que los andaluces se gocen y se gusten batiendo palmas de tango con tres canales al retortero; que los gallegos la utilicen como “pulpito” y púlpito ideológico “a feira con cachelos”; que en Aragón, Extremadura, Valencia, Canarias o León nos arrojen desde sus cuadratura 16/9 sopas con onda torticera de inapetencia solemne y que hasta en la Ceuta transcontinental tengamos desde el año 2000 una Sociedad municipal de radio televisión , no nos molesta “na de na de naaa”. Nos lo tragamos crudo para que los “jesuseros” tengan refugio económico y presencia servil remunerada con tenaz ahínco en esos nichos edulcorados del llano glamour pueblerino, que tantos momentos de regocijo nos regala. Visto lo visto, vemos y padecemos la viga en el ojo ajeno y no vemos la tele incrustada en el nuestro. 120 millones de lereles pagan las plataformas y las telecos a RTVE que suman un buen pico a sus 900 millones de financiación estatal. Y todo este dineral es para nuestro peor y más cansino regocijo sentado. (El del comer no cuenta, aunque sea de “patatas a lo pobre”). La tele es cara. Incluso la achacosa tele generalista estatal es cara. La buena sería carísima. Probablemente sea este necesario dispendio el vicio más caro y necesario de esta absurda sociedad de consumo de medios en la que nos obligan a mirarnos y a reconocernos, entre estupefactos e idiotizados, en un fatal ejercicio de falacias enormes sin resolver y de parrillas villanas y rancias. El altavoz y espejo de la realidad social y cultural, de los modelos lingüísticos y de los valores institucionales regionales está en caída libre por el abismo de brecha digital sin visibilidad política y sin remedio, aunque deseemos muchas y eficaces vueltas guiadas por las manos del “nuevo tornero” de esta jarra, que no colma la sed de los muy abstemios ni de los anónimos borrachos. “Todo lo que desconozco se lo debo a la televisión” dijo el genial Chumi Chumez, refiriéndose al plasmado electrodoméstico, tras unas copichuelas, y tras las siguientes, las arrancaderas, remató con un definitivo pensamiento: “Hay humores que matan”. La verdad es que lo de las autonómicas tiene muy poca risa al contar con un total de unos 4000 empleados, profesionales de valía, cansados de soportar cretinas direcciones de programación, que ni siquiera obtienen cifras respetables de audiencia. La pregunta que aclara toda esta perorata, en su respuesta es conocida: ¿Quien lidera la parrilla nacional?…… Pues, lo que dice el soez estribillo castizo es popularmente aplicable a sus dirigentes, que incumplen pasando por su entrepierna, desde una estulticia de malicioso diseño, viejos y sabios preceptos que nos enseñaban en la Universidad: Informar, formar y entretener.
NOTA PARA INCREDULOS: ADJUNTO TABLA (Fuente EXPANSION)
– Coste anual neto por hogar (en euros):
País Vasco – 158
Galicia – 147
C. Valenciana. – 142
Aragón – 127
Cataluña – 120
Castilla La Mancha – 118
Andalucía – 106
Murcia – 100
Canarias – 90
Asturias – 88
Madrid – 72
Extremadura – 58
*Cantabria, *Castilla y León, *La Rioja y *Navarra – 18
Un Comentario
Pues esta vez el Señor Toral es incontestable,esta vez no hay ironia ni metáforas,aquí hay realidad de la buena,expresa con datos y critica eso que todos pensamos pero que nunca veremos,calidad por lo que cuesta y no exenta de la independencia que debería tener.
En fin,de las humedades hablaremos otro día ,mientras al menos es bueno estar informado.