El contestador del teléfono de Sánchez estará petado de peticiones sobre el botín a consumar y repartir en la posible reedición del gobierno. Su buzón lleno arrojará rayos y centellas sobre ese futuro que solo este hábil tahúr conoce, porque es el único que ve las cartas que desea jugar en esta mano, en la que se apuesta que este país caiga en manos de unos incompetentes cerriles, incapaces de separarse de un argumentario tan fascistizado que avergüenza las meninges del siglo que corre de perfil rata, sin detenerse a observar la partida. ¡No han conseguido tener amigos que respalden en el Congreso su retrograda osadía! Ellos solitos. Ellos, de la mano de un desgastado y bochornoso VOX incapaz de saberse y comprometerse con el Siglo XXI en una penosa tormenta de pasos atrás. La involución cazurra y garbancera se quiere apoderar del futuro, y sus fantasías retro les aúpa al ridículo en las comunidades donde han estrechado lazos que cuelgan de yugos y flechas, bajo la carcundia de un redivivo Franco, incapacitado para morir definitivamente como Dios manda en un infierno de olvidos donde pagar sus vilezas, sus injusticias, sus crímenes y su mal pasar por la historia.
El contestador del teléfono de Sánchez es tan técnicamente previsible y aburrido como esa izquierda recalcitrante, incapaz de situarse en este escenario de la mesa que se ha decidido jugar con “perete” de mus, la peor jugada posible y pillando una piedra de regalo, porque se han abonado al “tute cabrón” de mi tierra leonesa, donde debes evitar quedar en segundo lugar, haciendo alguna baza y sin pasarte.
Llamen al tal Sánchez, aunque sea solo para invitarle a una tila fría con granadina y compruébenlo: “el buzón que ha contactado está lleno”. (Les advierto que no se admiten llamadas a cobro revertido).
En estos tiempos de caprichosas y demasiado interesadas formaciones de gobierno, tan hinchadas de negociaciones, de prometedoras ataduras , de feroces puñaladas , de turbulentos meneos de silla , de segadas raponas bajo los zapatos, y de pactos imprecisos, el teléfono de quien traza el rumbo de la timba con las cartas sin repartir y sin barajar se autobloquea ,y cambia su melodía de aviso cuando parece que todo es susceptible de hacerse diferente y sonar con el latido burlanga de jugadores de “escoba al 15”, que son toda -una mayoría de pueblo español menor de edad política, dignidad certificada y gobierno de recibo , dejando reposar sus sueños al contestador que nadie nunca usará su autoparlante para responder a la pregunta más enjundiosa de todas. ¿Y de lo -nuestro de todos- qué?
Nota. – Por feo y tedioso que parezca, el puñetero disruptivo contestador nunca almacena la realidad para cocinarla en el adecuado momento. La gran mayoría de quienes acceden a él no dejan mensaje porque no son capaces de evaluar su recado con la solvencia precisa entre lo urgente y lo importante. Tengo un amigo “apolítico del PP” que ha dejado una grabación- mensaje así de larga y explícita en su contextualizador automático del celular: “Si eres de izquierdas llámame otra vez si te apetece, pero si no contesto, será más rápido me cuentes cortito lo que quieras en un correo electrónico, mediante mensaje directo en Twitter o en WhatsApp. O déjalo olvidado, abandonado en un centro comercial de esos de la periferia hasta que el destino haga que nos encontremos para que me lo cuentes con pelos y detalles. Cara a cara es difícil que nos mintamos, aunque haré todo lo posible y lo imposible para negar que intentaste comunicarte conmigo.