El acuerdo entre el PP y CiU que en 1996 facilitó la investidura de un tal Aznar como presidente del gobierno español se pretende borrar de las mentes de los españolitos de a pie como si las hemerotecas no existieran, como si fuéramos tontos o como si encajáramos los golpes sin dolor y sin queja.
Los principales acuerdos del Majestic se reducen a estos 21 puntos como una buena y alegre mano de blackjack en la que tener una sumisa suma puntuó más alto que la mano de la banca, pero que, sin superar los 21 puntos de valor total, hicieron al –enanito de bigotillo cubriendo el labio fijo– ilustre inquilino de la Moncloa, que llegó incluso a comprometerse “by the face” con la injusta guerra de Irak. Estos enunciados del hotelaco se firmaron sin oprobio, mentecatamente y casi sin difusión en medios:1. Modernización del Estado y sus instituciones
2. Desarrollo y consolidación del Estado de las autonomías, con un nuevo sistema de financiación autonómica y la finalización de traspasos
3. Política económica de apoyo a la economía productiva y de mejora de las prestaciones del Estado de bienestar
4. Política presupuestaria que garantice la reducción progresiva del déficit público
5. Actuación de acuerdo con los principios de austeridad, eficacia y transparencia en la gestión de los recursos públicos
6. Cesión del 30% del IRPF a las autonomías
7. Corresponsabilidad fiscal
8. Capacidad normativa sobre los impuestos cedidos
9. Solidaridad entre regiones y nacionalidades
10. Supresión de los gobernadores civiles y conversión en subdelegados provinciales del Gobierno
11. Desarrollo del modelo policial catalán
12. Traspaso de competencias en materia de tráfico a la Generalitat de Catalunya
13. Traspaso del INEM y de las políticas activas de empleo a la Generalitat de Catalunya
14. Participación de la Generalitat en el diseño de las políticas sobre formación profesional
15. Traspaso de los centros y servicios correspondientes a la gestión de las prestaciones sanitarias y de servicios sociales del Instituto Social de la Marina
16. Reforma de la ley de puertos que transfiera la gestión de los puertos de interés general a las autonomías, que designarán al presidente de las autoridades portuarias, y que establezca la libertad tarifaria para cada puerto
17. Reforma de la ley de costas para permitir una mayor participación de las autonomías en el ejercicio de sus competencias de protección del medio ambiente y de ordenación del territorio y del litoral
18. Reforma de la ley del suelo con flexibilidad para adaptarse a las especificidades de cada autonomía
19. Presencia de las autonomías en la toma de decisiones sobre la Unión Europea y en las delegaciones españolas ante los entes comunitarios
20. Supresión del servicio militar obligatorio
21. Aplicación del tipo reducido del IVA del 7% en los peajes de las autopistas
Todos los asaltantes de la Moncloa y las Cortes, envainaron sus cacareados instintos de una España “Una grande y libre” y se abrió el melón de la plurinacionalidad, consentida y bendecida por quienes ansiaban detentar al poder pepero sin grandes alharacas ni gritos en el cielo. Todo muy previsible y muy cool en esa toma del poder donde, por afinidad, “el fin justificaba los medios”, se encarrilaron a la poltrona. Los “nacionalistos” catalanes y vascos gozan desde los años noventa con el aval del grave poder concluyente de sus votos para lograr de quien quiera aposentar su culo en la Moncloa, más autogobierno, amplios acrecentamientos en la financiación de sus chiringos endogámicos, beneficios judiciales a cascoporro , indultos low cost para sus huestes y barra libre (nunca a escote) en cualquier decisión que afecte a lo que se sigue llamando Estado.
Ahora, ante esta investidura de tensiones neuróticas imprevisibles, si este tal Sánchez da medio pasito hacia un futuro de progreso o al menos no involutivo, para los mismos patriotas pepenautas asentados en el NO permanente, la idea de prosperar en esa linea es poco menos que un insulto perro y blasfemo a la unidad de un pais que ha seguido, pese a estas medidas que ellos pusieron en marcha, tan diverso como siempre fue y será. ¿De qué van estos disparatados vociferantes carcúndicos? Cada cual que se responda como mejor le venga en gana, pero, las cosas son COMO SON y la ley del embudo (“lo ancho para mí y lo estrecho para los demás”) es el ininteligible paradigma, que solo sirve a las mentes muy retorcidas, muy perversas o muy tramposas, de quienes no creen ni asumen el Parlamentarismo Constitucional cuando no les beneficia.