Estimado Bertiño*: Su «tormenta de dignidad», permítame consignarle, es un –chirimiri- bobón , un –meamea- en retrete de tasca paleta, un -chover menudiño- para charco de ranas, un orvallo de fatos al abertal, o un cachondeo lloroso con cebolletas picadas en juliana instando a la «rebelión». «España no se vende» dijo alterado su alter ego, (que convive malamente en su estómago con la acidez), inundando su boca de impostada pomposidad en la Plaza de esa España que consideran “los suyos” de su propiedad exclusiva. Esta facundica “feijoada” de alubiacas secas con tocino rancio y pringoso chorizo gordo de cabazo tiene una penosa cocción vegana y un muy mal pasar de gañote. No se equivoque de menú para todos los públicos Alber. A la gente normal , corriente y moliente , por mucha bandera con la que nos adorne y envuelva el repetitivo discurso tedioso y tristón, a los resignados normalitos de a pie de mi catadura y porte sencillo, no nos hará cómplices del desaliento que procura ni de la culpa con la que ansía empapar nuestras baqueteadas entendederas. Porque esa «España que no se vende» y esas banderas con las que no pueden tapar sus vergüenzas de partido reiteradamente sentenciado como corrupto, son tambien inexcusables e irrenunciables propiedades de quienes hemos, desde siempre, defendido a trancas y barrancas la libertad que nos sustrajeran violentamente, taimadamente y descaradamente en aquel franquismo perraco que siguen ustedes sin condenar y que, además, jalean orgullosos compartiendo espacios de relevancia política con ese impresentable VOX agusanado y maloliente que, “ni se engañen ni nos engañen”, son ustedes mismos pero más caducos, más revenidos y más mohosos. No se raposee en feilloadas, Bertiño, a la gallega más recalcitrante fósil, subiendo o bajando la escalera de la retórica, porque no cuela un carajo que nos llame al tirón de oreja o a la exclusión por hacerle oídos sordos. Lleva usted 31 años pepeando y papeando con cargos en su partido: unos a dedo y otros por elección (que tiene mérito y es de justicia reconocérselo) y ha llegado usted a ser el “puto-jefe” de la oposición. Hacer como hace un esfuerzo al borde de la hernia discal de FAES para instalarse en la colisión total con todo lo que suceda que no sea su reválida, tantas veces suspendida, es un ejercicio agotador para quienes seguimos asombrándonos en prensa por sus reiteradas negativas de “órdago a la mayor” sin tran-tran. Es usted de una contumaz perseverancia desde la derrota y, sin somatizarla civilizadamente o parlamentariamente, nada le vale ni le valdrá porque cualquier traje político del XXI quedará grande para su argumental estatura mini, y usted, “con un par” lo viste mejor que nadie -manga por hombro-. Bastante mejor, dicho sea de paso, que su clá de portadores de bufandas con ese mugriento «me gusta la fruta» ensuciando la rojigualda de la que , me repito, se creen ilusamente dueños ad eternum. Da mucha vergüenza escucharle, Bertiño, inmerso en la batalla demagógica, esa consigna turutera de «rescate democrático de España». Mucha vergüenza de la desvergüenza y grima. Usted que peloteó babosamente servil como vicepresidente al Fraga que firmó sentencias de muerte , que aguantó estoicamente las guarrerías de la Gurtel en su rincón, los cuchisobresueldos de iniciales más que reconocibles, las chachidonacionss ilegalisimas y sus regalías , los sobrecogedores caraduras en B … usted que ha sobrevivido muy –“demograticamente” de anchas espaldas- , camuflado en su partido, a este tipo de chapapotes sin mancharse la culona marrón de los calzoncillos, se le llena la boca con fuerza y ánimos para «derribar el muro». Impresionante conclusión la de su mitinero relato dominguero. Acojona de verdad su “TORMENTA DE DIGNIDAD”. Acojona, si se analiza fríamente en el contexto, incluso si como yo no estás totalmente a favor de la Amnistía. Y acojona, hasta el empacho con vomitera, coincidir plenamente con usted en ese suelto que concluyó su farragoso deambular por la estulticia perogrullera del su : «Ningún español merece la condena de la miseria política, económica y moral». Tito, estoy seguro que Sanchez en su suertuda soberbia, desde el subastador compadreo vergonzoso con Junts y ERC, le agradecerá infinito estos protagónicos ridículos excesos verbales con los que le regala munición y alas para seguir haciendo -lo que le canten sus huevos- por encima de otras leves cuestiones de estado y amparado “cuidadosamente” por la ley, bajo la lógica inquietud de los militantes de su propio partido y de otros que, entendiendo que se ha de primar lo social y la lógica de un mandato parlamentarista, no entienden ni una puta mierda de estas arriesgadas jugadas que mi amigo el Boinas califica de -chaparrón sin decoro-.
*(Si se prefieren otros diminutivos acordes con el sujeto a quien se dirige el escrito …Bertito, Bertín, Alber,o simplemente Tito.)