Mientras se normaliza la barbarie que nos descoyunta la paciente agricultura de todo lo que se exporta hay amorosas patrañas económicas incomprensibles, como la que profesó y profesa a grito pelado para Trump el “pecho tordo” de VOX. Al mamarrachazo peludo de flequillo naranjoso del mundo libre, liberal y libérrimamente cachondo, en la vergonzosa foto con el barbado pijotero, la entrepierna le abulta y empalma sonriente una nueva corrida de putadas sin tino, acompañado por un sonriente aplauso incondicional de todo lo venenosamente ultraderechoso. Esta jornada de viernes, con caídas abismales de bolsa en esta pelotilla azul cada vez más estremecida y cubierta de cagaditas, tras la proclamación de aranceles a cascoporro con las que nos ha golpeado Donald, reventó por todo lo alto las peores expectativas. Tras la diagnosticada gripe de Wall Street, más avinagrada y dolorosa que el casi olvidado chutazo del coronavirus, y los asiáticos desplomes generalizados, la infección universal aterrizó de emergencia en las temblorosas bolsas europeas. Del -todos contra todos- hemos crecido de estirón adolescente al -todos contra EEUU-. La rejodidisima recesión mundial es el lío gordo que da truco a su almendruco avasallador. Caerá el dólar, y la presión de los mercados en olla exprés con el déficit comercial violará a su antojo libidinoso nuestras noches de insomnio. Este sujeto enloquecido, legitimo presidente, tiene secuestrada la economía, y sus republicanos están ya con los cojones hinchadísimos de los despropósitos, pero no les queda otra que barrer las migajas que resbalan por el mantel de las barras y estrellas. La globalización de los Estados Unidos es, sin duda, para los americanos en este momento internacionalista, una gran pifia que se empeñan en pregonar las cifras monocromáticas sin mirar y sin cerrar los ojos. Aquí Sánchez, arrebatado y tenso, nos socializa las pérdidas con dos cojones y un palito. ¿De donde saldrán los 14000 millones de euros que soltará el gobierno a los ricos empresarios españoles a quienes estos súbitos aranceles descuadran las ganancias? ¡De todos nosotros! ¡Faltaría más! Los trabajadores de este pais nunca hemos faltado a estas citas solidarias con los de muy arriba. Desde Franco hasta hoy nos hemos portado como unos campeonazos. Somos así de gilipollas genéticamente y por indiscutible obligación. Lo saben hasta los chinos que, muy mosqueados, también se suben al carro de los más del 30 % de aranceles a América. Trastocado todo el comercio mundial los “euro-peos” no nos ponemos de acuerdo en cómo dar respuesta a las embestidas del peine sobre el flequillo rubio. Nos amansan a los chimpunes piojosos, miedosos y chicharreros con la clara amenaza de una recesión mundial que se declarará sí o sí. Nos encienden las alertas mientras mean sin compasión sobre nuestra boina paleta. ¿Está bien que los ricos sientan el aliento en la nuca de su porculizador con gorrita escarlata, el que les manda a la UCI diciendo que el enfermo goza de buena salud porque, por supuesto, Make America Great Again? Carlos Cuerpo, en esa tesitura de lo grande, mete en su cama de sábanas de seda a destacados miembros peperos, ávidos de subvenciones y propinas, que hace mucho ya heredaron del dictador UNA GRANDE Y LIBRE, y no han terminado de ordeñar convenientemente. Se irán, tras hacer sus cositas, bien acaramelados, a una sauna que el caliente Abascal les tiene oscura y húmedamente preparada en un lugar de privilegio sobre este triste culo del mundo, en el cual a los poco favorecidos por la fortuna siempre les toca apalancarse en cuclillas de costadillo sobre peludo agujerito marrón. Una vez más, seremos ese botón sin ojal que deja el calzón caído para las desdichas con peores destinos del albañal.