Muchas de las esperanzas del dióxido de cloro como terapia para el coronavirus están depositadas en Bolivia, el único país del mundo donde se puede tratar a los pacientes con esta sustancia sin que te llamen loco, el único lugar del mundo donde las universidades se han implicado en la lucha contra la Covid-19 con esa misma sustancia. Las universidades son las que lo distribuyen y el gobierno quien controla el producto. Los datos de su efectividad hasta el momento son elocuentes.
Bolivia tiene el doble de extensión que España y alrededor de una cuarta parte de su población: 11,3 millones de habitantes. Es la nación que más lenguas indígenas habla de Latinoamérica: 36. Y el castellano. Su riqueza cultural es inagotable. No así la económica, pues aunque Bolivia viene arrastrando un periodo de 12 años económicos buenos, su deuda pública ha crecido hasta un 53% del PIB y sus reservas se redujeron casi a la mitad en 2019.
Hablando de indígenas, en 2006 uno de ellos, Evo Morales, ganó las elecciones colocándose al frente del país. Hasta tres veces más conseguiría Morales ganar las elecciones, intentándolo sin éxito una cuarta ocasión, en 2019, pues fue acusado de fraude electoral. La OEA, Organización de Estados Americanos, realizó una auditoría de dichos comicios concluyendo que fueron manipulados y aconsejando realizar unas nuevas elecciones. Todo esto en medio de una gran pobreza, desigualdad social y con un elevado índice de desempleo. Morales intentaría organizar unos nuevos comicios, pero sin apoyos tuvo que asilarse en México.
Bolivia vivió días convulsos y de vacío de poder, ya que nadie quería tomar las riendas del Estado. Ni el vicepresidente de Morales ni los presidentes de las cámaras del Senado y del Congreso, los cuales, según la Constitución, estaban en la línea directa de la sucesión para ocupar la presidencia. Había un vacío institucional y nadie podía convocar elecciones. Hasta que la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Áñez, senadora de Unidad Demócrata, la oposición de Morales, se propuso para asumir la presidencia y formar un gobierno de transición hasta unas nuevas elecciones. En noviembre de 2019 Áñez fue elegida presidenta y en octubre de 2020 habrá unos nuevos comicios. Mientras, la vida social y política del país sigue agitada.
¿Por qué les cuento todo esto? Para que se hagan una idea del ambiente que rodea a los médicos y políticos que han conseguido que las dos cámaras, Senado y Congreso, hayan aprobado la fabricación, distribución y consumo del dióxido de cloro, algo que no había conseguido nadie. El también llamado CDS es un producto ilegal o alegal en todo el mundo, así que con tal inestabilidad política el futuro de esta medida es impredecible. Aunque hay dos políticas en el país, la autonómica o departamental y la nacional. Esta última está a la espera de lo que digan los comicios, pero la autonómica dio un paso de gigante el día 9 de septiembre de 2020. Ese día, la Autonomía de la Paz, que incluye a 87 municipios, aprobó la Ley que “autoriza la producción, distribución y uso del dióxido de cloro (CDS) para la prevención, atención y tratamiento de la Covid-19”. Se trata de una ley sencilla, con 9 artículos y 3 disposiciones finales, en la que destacamos los tres primeros artículos y el sexto. Dicen así:
Artículo 1. (OBJETO) La presente ley tiene por objeto ejercer el control de calidad y distribución para el uso compasivo y consumo del Dióxido de Cloro (CDS) y autorizarlo como agua mineral de manera voluntaria y consentida, para el Ley Marco de Autonomías y Descentralización “Andrés Ibáñez” y normativa >vigente.
Artículo 2. (ÁMBITO DE APLICACIÓN) El Dióxido de Cloro (CDS) se aplicará en los centros de salud de Primer, Segundo Nivel y Centros Hospitalarios de Tercer Nivel de los ochenta y siete (87) municipios del departamento de La Paz, que estén bajo tuición del Servicio Departamental de Salud (SEDES), así como en los Centros de Salud de carácter privado o de convenio que así lo requieran, de manera voluntaria.
Artículo 3. (DIÓXIDO DE CLORO) El Dióxido de Cloro es un agua mineral que resulta de la combinación de Clorito de Sodio (NCL02) al 28% más ácido clorhídrico (HCL) al 4% el cual será aplicado para la prevención y tratamiento del Covid-19 en el Departamento de La Paz con consentimiento, manifiesta voluntad e información previa al paciente .
Artículo 6. (ESTUDIO CLÍNICO) El Órgano Ejecutivo del Departamento de La Paz a través del SEDES La Paz, de manera simultánea a la aplicación del Protocolo de Uso Compasivo del Dióxido de Cloro – CDS, como medida previa a los estudios clínicos, en el lapso de 45 días hábiles, realizará un Estudio Clínico en base a la Norma de Estudios Clínicos, para tal efecto podrá suscribir acuerdos y/o convenios con instituciones de carácter académico y/o científico, así también deberá asignar un presupuesto destinado a cubrir el costo del Estudio Clínico.
Lo que quiere decir que por fin podremos contar con un estudio clínico que desvele las auténticas posibilidades terapéuticas del dióxido de cloro frente al coronavirus.
La Ley de La Paz permite respirar a quienes trabajan cada día con el CDS. Muchos temían que con una economía débil no sería complicado manipular a Bolivia desde el exterior, provocando cambios políticos y presiones que terminaran por derogar la ley que permite la fabricación, distribución y uso de esta sustancia. Esa opción aún persiste, pero será más difícil ahora, pues implicaría grandes problemas entre los políticos nacionales y los autonómicos. Aun así, hay que tener en cuenta que la mencionada ley fue aprobada por Senado y Congreso, pero el ejecutivo ha amenazado con llevarla al Constitucional, no importa que de momento y según los políticos y los médicos implicados en su uso, se esté convirtiendo allí en un arma perfecta contra la Covid 19.
Salimos de un gobierno con el que estábamos muy atrasados en Medicina. Han sido 14 años en los que no se había invertido en salud y nos ha llegado esta pandemia sin hospitales de primer nivel en áreas rurales”, nos dice la doctora Patricia Callisperis, traumatóloga en pediatría y experta en el uso terapéutico del CDS, quien aclara: “El coronavirus le ha dado duro a Bolivia”. La doctora es de las que cree que no sucederá nada si cambia el gobierno y que las investigaciones científicas que han puesto en marcha con el dióxido de cloro seguirán adelante, por lo que la gente se seguirá beneficiándo de su uso.
En junio de 2020 había en Bolivia casi 22.000 casos y en agosto, a finales, 110.000, y se pasó de 697 a 4578 fallecidos. En estas mismas fechas, en dos ciudades de dos regiones, el Beni y Santa Cruz, donde se puso en marcha la operación dióxido de cloro, los datos eran los que siguen: Departamento de Santa Cruz: 32.138 casos, curados 928, muertos 967. Departamento del Beni: 5289, 289 curados y 231 fallecidos. Médicos involucrados en la lucha con dióxido de cloro contra la Covid-19: “Unos 600 médicos, entre voluntarios, médicos oficiales, muchos anónimos porque son dependientes del ministerio y este ha amenazado con expulsarlos de sus trabajos en el caso de que usen dióxido de cloro”, declara la doctora y también presidenta de COMUSAV en Bolivia.
OPERACIÓN TRINIDAD
Un paseo largo es el que le están obligando a dar a todos los profesionales de la salud bolivianos que defienden la utilización del CDS o dióxido de cloro en la lucha contra el coronavirus. De hecho, la ley que lo permite sigue sin ser firmada a estas alturas, septiembre de 2020. Se ha aprobado la autonómica de La Paz, y la ley nacional la han aprobado Senado y Congreso. Con tal autorización se están moviendo universidades y médicos entregados a esta causa, además de los pocos políticos que se han atrevido a aprobar el tratamiento a la población con esta nueva sustancia tan denostada por las autoridades sanitarias. Sin ir más lejos, la responsable del ministerio de Sanidad critica su utilización y advierte de su peligro para la salud, pero sin presentar ni un solo caso de toxicidad, y menos de muerte. Tampoco lo ve con buenos ojos un representante de la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnologías en Salud, AGEMED, quien declaró en una cadena de televisión que el dióxido de cloro puede provocar bloqueo renal, bloqueo hepático y grandes daños a nivel del organismo. Esto es lo típico con el CDS, que se le denigre públicamente sin aportar prueba alguna, incluidas las denuncias presentadas por la FAD y la OMS que también carecen de estudios clínicos o bibliografía que las avalen. Luego nadie se retracta, ni los medios piden más explicaciones, pero los titulares y las noticias quedan ahí.
Es el caso de la última campaña lanzada contra el dióxido de cloro en España, esta vez por el Instituto Nacional de Toxicología (INT), tras recibir, dijeron, 26 consultas telefónicas de personas supuestamente intoxicadas por esta sustancia. El Instituto advierte de que no es para consumo humano y de que puede producir insuficiencia hepática y renal, además de náuseas, vómitos, diarreas… ¿Avalaron la información con algo más que llamadas telefónicas? ¿Algún estudio clínico? No deben tenerlos, pero como se especifica en el capítulo 1, la doctora Teresa Forcades hizo un amplio estudio bibliográfico sobre la materia y descubrió un estudio de máximo nivel que demuestra cómo interactúa el dióxido de cloro en el organismo. Y oiga, de toxicidad nada de nada. Dicho por ella con datos en la mano, que los tiene el Instituto de Toxicología a su alcance también porque ¿saben a quién pertenecen? De nuevo se lo decimos: a la FAO y a la OMS. ¿Qué por qué no los utiliza el INT? Sería entrar en el terreno de la especulación. Vuelvo a recordar también al Instituto que la doctora Forcades averiguó que había otro estudio clínico que realizaron la Clínica Mayo, el Massachusetts General Hospital, la Universidad de Columbia… todos centros de máximo nivel y que determinaron que el dióxido de cloro no tenía efectos secundarios. Hay un estudio más y lo tienen también en el capítulo 1.
Lo que sí menciona el INT es a Bolivia. Dice que efectivamente sus dos cámaras lo han aprobado, pero que eso no es importante, que un Senado y un Congreso lo respalden no es noticiablE ni ejemplar, que de lo que hay que habLar es de que su presidenta y su ministra de Sanidad quieren derogar esa ley. ¿No les parece raro que un Instituto de Toxicología se meta en la arena política? Por cierto, nosotros requerimos dos veces que nos pasaran la nota informativa, sin lograrlo, decían que nos la habían enviado, pero nunca nos llegó.
Prosiguiendo con Bolivia,esa ley era más que necesaria para que los médicos del dióxido de cloro actúen con calma y puedan plantarle cara a las amenazas de cárcel. Hasta ahora sus datos son significativos con los pacientes atacados por la Covid-19, están salvando vidas, pero hay quien no acaba de creerlo o no quiere verlo. Por lo que esa ley les cubrirá las espaldas a la hora de trabajar en el epicentro del dolor, los hospitales, al tiempo que les permitirá desarrollar todo tipo de estudios clínicos. Por fin habrá medios…
La ciudad de Tarija es clave para entender el tira y afloja en el que vive el país por este asunto. Su gobernador, Adrián Oliva, reconoció en la cadena de televisión Unitel que se estaba utilizando el dióxido de cloro contra el coronavirus. Añadió que se había tratado ya a un grupo de pacientes y que se estaban planteando cómo llegar a un número mayor, pues los resultados eran buenos. Pero sea por lo que fuere, presiones políticas, no se permitió continuar con ese proceso. Y así, en Tarija, “si bien la universidad está empezando a producir el dióxido de cloro, se ha parado su distribución por la negativa del ministerio de Salud”, advierte la doctora Callisperis.
Como sabemos, tampoco la OMS y la FDA o la EMA, las grandes instituciones sanitarias, están por la labor de darle una oportunidad al dióxido de cloro. Pero su versión, a la luz de los datos recabados sobre el terreno en Bolivia, parece contradecir la realidad, y la realidad es que la primera intervención con éxito, llamémosla oficial, se produjo en la ciudad de Trinidad, en el departamento del Beni, donde el equipo médico, con la CEJUVE, Comisión Estatal de la Juventud, consiguieron documentar nada menos que 1250 pacientes recuperados. “Pacientes con sintomatología en un estadio 2A que con el dióxido de cloro, la saturación de oxígeno y el incremento biodisponible de oxígeno, a los 3 días ya estaban recuperados”, señala la doctora Pilar Callisperis.
El ojo de la tormenta del coronavirus, como le gusta decir a esta doctora, estaba en Trinidad, donde hay más de 132.000 habitantes que carecen de recursos médicos. “Ahí fuimos un grupo de voluntarios médicos para llevar equipos de bioseguridad, aunque un colega y yo – matiza la pediatra – fuéramos con el objetivo también de llevar el dióxido de cloro, objetivo que presentamos al ministro de salud, que en la época era el doctor Marcelo Navajas, quien lo autorizó bajo la premisa de que estábamos realizando un estudio internacional liderado por los doctores Eduardo Insignares y Yohanny Andrade, y a la cabeza el coronel Guillermo Tamayo, director general de COMUSAV”.
Sin embargo, Navajas fue destituido y no pudieron llevarlo a cabo porque el ministro les había dado una autorización simplemente verbal… Según nos cuenta la doctora en una entrevista que mantuvimos, decidieron entonces ir puerta a puerta atendiendo a pacientes, y los vecinos, al ver sus resultados, fueron sumándose, diciéndoles que ellos también querían probar su medicina. Mientras, ellos, los médicos, como no había laboratorios ni posibilidad de hacer radiografías, echaban mano del vídeo para reportar lo que estaba sucediendo: que la gente se recuperaba en pocos días. Luego se dedicaron a otras puertas, las de las instancias gubernamentales: el Comité de Bioética, Ministerio de Salud, presidencia del Gobierno… Les contaban que en el Beni, cuando comenzaron a aplicar el dióxido de cloro, las estadísticas de contagios y fallecimientos, podían comprobarlo, habían descendido. “Ahora el departamento del Beni es uno de los menos azotados por el coronavirus”, añade la doctora. “Nosotros atribuimos al uso del dióxido de cloro que haya empezado a bajar el contagio, y es que la gente lo está utilizando porque ha visto la eficacia en el vecino, en el amigo, en el abuelito, la gente que estaba en un estadio 2A o 2B ha mejorado”, añade Patricia Callisperis.
Así, la andina Bolivia se ha convertido en el único país del mundo en utilizar una sustancia, el dióxido de cloro, o CDS en inglés, Clorito Dioxide Solution, y se espera que sea también el primer país que no persigue penalmente a quien lo fabrica, distribuye o recomienda, siempre que sea elaborado por las universidades y recetado por los médicos con el consentimiento de los pacientes. Recordemos que uno de los graves problemas que tiene este producto es que al ilegalizarlo hay que acudir al mercado negro a buscarlo, en Bolivia y en cualquier parte del mundo, y entonces a saber qué se compra.
Bolivia es el primer país también en devolver a una sustancia inocua a la legalidad, se dice bien, porque el dióxido de cloro, a tenor de lo que nos cuentan los médicos entrevistados, tomado en las cantidades prescritas por ellos, no es tóxico y jamás ha provocado una sola muerte, argumento que suelen blandir quienes quieren denostarlo sin saber cómo hacerlo. Torpe recurso, como confundirlo con la lejía (NaClo) o con el hipoclorito de sodio. ¿Qué tiene que ver esta con el dióxido de cloro? Nada. Es como la naranja y el limón, ambos son cítricos, pero sus propiedades y sabor son distintos.
SAN JOSÉ DE CHIQUITOS
No lo conozco, no lo he entrevistado, pero he tenido la oportunidad de verlo y escucharlo en una reunión digital que organizó COMUSAV y a la que fui invitado por el doctor Pedro Chávez Zavala. Hablo del alcalde de San José de Chiquitos, Germain Caballero. San José está situada en la parte oriental de Bolivia, cerca de Santa Cruz de la Sierra. ¿Cómo dieron con el CDS en San José de Chiquitos? “Nosotros tuvimos una carga de virus muy importante y tuvimos un paciente grave que fue tratado con dióxido de cloro gracias a la recomendación de una sobrina, médica de profesión, que conoce el producto y que viendo la situación, el cuadro clínico del paciente, recomendó usarlo. El paciente tenía una situación respiratoria muy difícil, con una muy baja saturación, y dependía de la oxigenación por mascarilla que se le daba en nuestro hospital. En San José no tenemos un servicio de terapia intensiva, no tenemos respiradores, por lo que los médicos recomendaban que ese paciente fuera transferido a Santa Cruz de la Sierra donde hay servicios de tercer nivel y privados también, pero la familia optó por usar dióxido de cloro y a las primeras 2 o 3 horas de consumir el producto en una dosificación de ataque que se recomendó para el paciente, la respuesta fue formidable. comenzó a mostrar los síntomas de una recuperación favorable. A los dos días estaba en condiciones muy buenas, a los cuatro sus parámetros eran totalmente normales y al quinto día fue dado de alta. Ese paciente está hoy haciendo vida normal, está tranquilo. Su recuperación es absoluta”.
El alcalde quiso compartir este caso y otro, el de un familiar que fue llevado a la capital, Santa Cruz, donde fue internado e intubado durante 52 días, salvando la vida también, pero quedando con secuelas: problemas de movilidad y de laringe. Los médicos le dijeron que necesitaría 6 meses para recuperarse. “El paciente que tomó dióxido de cloro estaba recuperado en 6 días”, matizó el alcalde, señalando que cuando les atacó el coronavirus más fuerte, allá por mayo del 2020, tuvieron un centenar de contagios y 14 fallecidos y que desde que usan dióxido de cloro el nivel de mortalidad se redujo hasta un 68-70%. Con el CDS San José ha reducido la incidencia de mortalidad por coronavirus poco más del 75%, y en su sala Covid han llegado a tener internados hasta 17 pacientes, cuando ahora tiene tres o cuatro.
Han tenido la cautela, además, de que todos los pacientes cuenten con una historia clínica, registros de oximetría, etc., y eso, asegura el alcalde, “permite confirmar que hay un antes y un después a partir del tratamiento con dióxido de cloro, que hay una eficacia demasiado evidente, aunque otros organismos, entidades públicas y privadas no quieran reconocerlo”.
De poco les ha servido la recolección de datos clínicos, pues la alcaldía organizó un evento con la idea de transmitirlos, se trata de salvar vidas, y no acudió ninguna de las autoridades regionales o estatales de salud. “Tuvimos que compartirlos con algunas autoridades universitarias y locales”, añadió Germain Caballero, quien quiso dejar claro que “el dióxido de cloro lo están dando con apoyo médico, con su prescripción, y con supervisión continuada hasta la recuperación total”. La universidad que estuvo presente fue la René Moreno, que es precisamente la que está produciendo dióxido de cloro con autorización y quien lo está entregando a esa ciudad. De la importancia de esta universidad en el país hablan sus 100.000 estudiantes.
Nosotros – recalca la doctora Callisperis – hemos capacitado a los médicos, a los doctores del hospital, pues están en una región donde no tienen acceso ni a ventiladores. Con el dióxido de cloro se puede hacer prevención y curación y ellos han hecho un programa siguiendo la cadena epidemiológica de contagiados, donde si había un contagiado se hacía un tratamiento a las personas que habían tenido contacto con él. Hay testimonios, registros de los hospitales, hemos ido hacia el virus con el dióxido de cloro”.
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5 Comentarios
Si los resultados están siendo favorables,y la gente se está curando,con el dióxido d cloro……me alegro,ojalá no tengan consecuencias,más adelante
Enhorabuena a Bolivia!!!
Es muy acertada la desucion….el tiempo dará la razón a Andreas Kalcker …porque no solo cura el covid19, también otras enfermedades y dolencias..gracias.
Maravilloso producto, se los he hecho llegar a 6 miembros de mi familia afectados seriamente por el COVID19 y los 6 en cuestión de 2 y tres días se han recuperdao de manera asombrosa.
Muchas dudas