El increíble avance de la neurotecnología tiene como consecuencia que estemos cada vez más cerca del hombre biónico, del trashumante, llámese así también, o cibernético, un ser mitad hombre y mitad máquina… Para aspirar a crear algo de una belleza y complejidad semejantes, disciplinas como la psicobiología están aportando avances fundamentales. “La mayoría de psicobiólogos, Francisco Ocaña lo es, ejerce en la Universidad de Sevilla, nos centramos en el sistema nervioso”, plantea el profesor. “Intentamos descifrar el papel de las redes neuronales en la conducta, tanto la normal como la patológica”. La investigación en el cerebro da mucho que pensar, y también preocupación. Pero Ocaña se siente a gusto con lo que hace.
La ciencia del cerebro dispone hoy día de herramientas, de tecnología con aplicaciones y consecuencias en la salud, concretamente en enfermedades neurodegenerativas tipo alzheimer, trastornos cerebrales y mentales, o tipo autismo, … “Podemos generar en laboratorio animales que no tienen una determinada neurona y ver el efecto de esos cambios en la conducta”, prosigue Ocaña, que asimismo se mueve con soltura en el campo de la psicología experimental.
Al trabajar con modelos animales, los psicobiólogos practican también técnicas de inactivación y estimulación para estudiar cómo estas modificaciones afectan a la conducta. En humanos, todos estos avances se pueden emplear con fines terapeúticos, por ejemplo, en el Parkinson y en la depresión fármaco resistente. El profesor Ocaña, añade: “Podemos utilizar la estimulación magnética transcraneal o la microestimulación eléctrica localizada mediante electrodos profundos para tratar depresiones fármaco resistentes. En algunas ocasiones, como consecuencias de este tratamiento se han descrito cambios en la personalidad, pero afortunadamente estás técnicas no se utilizan con ese objetivo o para influir en las decisiones de los pacientes”. Y quien quiera “podrá insertarse un microchip en la cabeza que registra su actividad cerebral y que comunica con sistemas de AI que potencian nuestro conocimiento. Esa tecnología está ahí también. La cuestión es cómo se va a usar”, aduce nuestro invitado, quien menciona la necesidad de la regulación de todo esto mediante neuroderechos y, dependiendo de cómo se use y regule, cuál será su impacto en la Constitución de los más de 190 países del planeta. “La tecnología para manipular los pensamientos, la conciencia, etc está, insiste, ya se insertan electrodos en el cerebro”.
Nota: la entrevista en vídeo está más abajo
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“Hay técnicas como la estimulación magnética transcraneal o la estimulación cerebral profunda que están aprobadas para tratar ciertos problemas de salud, pero que también pueden llegar a influir en la forma de pensar o incluso en la personalidad de una persona. Por suerte, no se utilizan con ese objetivo, sino con fines terapéuticos bien definidos.”
“Ya hay un fármaco aprobado para el Alzheimer que ha demostrado, en ensayos clínicos, reducir aproximadamente un 30 por ciento el deterioro cognitivo en personas en fases iniciales de la enfermedad. Por eso algunos expertos lo consideran una especie de ‘vacuna’: no porque prevenga la aparición del Alzheimer, sino porque puede frenar su avance si se detecta a tiempo.”